Queridos lectores,
Decía Richard Sennet en El declive del hombre público que las
condiciones en las que se desarrolla nuestra sociedad postmoderna tardía están
haciendo perder pie a la experiencia comunitaria. Cada persona se ve a sí misma
como aislada del resto, no siente ningún tipo de empatía por sus conciudadanos,
más bien al contrario, el extraño es percibido como un ser amenazador.
Este fenómeno se produce por las
condiciones en que se desarrollan nuestras vidas, pero se refuerza a través de
las ideas ¿Qué sentido tiene empatizar con los demás, o hacer algo juntos,
cuando preocupándonos exclusivamente de nosotros mismos, dando rienda suelta a
nuestro egoísmo, conseguimos un resultado óptimo? La búsqueda del interés
personal, los distintos intereses enfrentados de individuos egoístas,
calculadores y desconfiados, lejos de conducir al caos, provocarían un
“equilibrio”, conducirían al orden, y además al orden más provechoso posible.
Evidentemente estas filosofías
son una trampa, poco más que un lavado de conciencia para los poderosos. Difícilmente
se podrá vivir una vida humana plena privado de los valores comunales. El
resultado es el recelo, la angustia, la depresión y el aislamiento.