La prisión es el único
lugar en el que el poder puede manifestarse de forma desnuda, en sus
dimensiones más excesivas, y justificarse como poder moral.
<<Michel
Foucault>>
Queridos lectores,
En
la anterior entrada veíamos como se ha fraguado la deprimente situación de
España, en concreto cómo y porqué se forjó la burbuja global en la que muchos
españoles, y el propio país, se vieron atrapados, y especialmente como se han
ido emitiendo garantías sociales descomunales sobre el pago de las deudas
privadas.
Dejando a un lado las ayudas
directas, que son cuantiosas, quizás penséis que una garantía, un aval (y el
importe de estos es absolutamente descomunal), es algo menor, siempre y cuando
haya confianza en que el deudor cumplirá sus obligaciones. No, no es cierto,
incluso poniéndonos en el caso más favorable, que cada uno de los deudores será
capaz de hacer frente a sus obligaciones y no será necesario ejecutar los
avales, incluso en ese escenario de cuento de hadas, el coste es tremendo. Lo
es porque ha limitado nuestro campo de acción, nuestras decisiones, y nos ha
dejado con tan solo dos caminos posibles, el impago soberano, o el lento repago
de la deuda externa hasta que esta se sitúe en un nivel aceptable, un vía
crucis en toda regla, un nuevo camino de servidumbre.
El impago soberano es, como todo
el mundo percibe de forma instintiva, un
tabú, que se vende como propio de un país tercermundista. En realidad es
una agresión a los que tienen el poder, y todos dan por hecho que no nos van a
perdonar.
El país se encamina por tanto al
lento repago de la deuda externa, y para ello deberemos no solo crecer, aunque
sea un poquito, sino (como
ya hemos explicado otras veces) mantener
superávits continuados en la balanza por cuenta corriente de pagos
internacionales, dicho de forma simple, deberemos hacer más pagos al
extranjero de los que ellos nos hagan a nosotros. Eso se consigue básicamente
exportando más de lo que importamos ¿Seremos capaces de lograrlo?
La evolución de nuestra balanza de pagos: Ahorrad, ahorrad malditos!!!
España nunca se ha caracterizado
por ser un “Tigre del Mediterráneo”, dado el escaso dinamismo de sus
exportaciones. El primer superávit de nuestra historia en la balanza por cuenta
corriente se consiguió en el tercer trimestre de 2012, si bien para el conjunto
del año el resultado fue todavía negativo.