Dice
Nassim Nicholas Taleb que nos aferramos a nuestros modelos mentales
de la realidad con fiereza, aunque no hayan sido comprobados del
todo. Un simple suceso contrario hace que todo el modelo se venga
abajo, como
en la falacia del pavo.
Denomina a estos modelos “narrativas”. Por otro lado, ya
explicamos
que Cornelius Castoriadis afirma que todas las sociedades humanas
crean sus instituciones, pero que la mayoría de las veces deciden
ocultar esta creación y atribuirla a los dioses, la naturaleza o
cualquier otra fuerza. Por último, según George Lakoff el lenguaje
está lleno de metáforas conceptuales, metáforas
sin las que sería imposible pensar,
y dichas metáforas están muy a menudo teñidas de contenido moral o
valorativo, contenido que es capaz de envolvernos, creando un marco
gracias al cual se puede convencer a un individuo, o una nación, de
las más peregrinas ideas.
¿Qué
relación hay entre estos tres autores y sus ideas? Más bien poca,
debo reconocer. Si empiezo así este artículo es para destacar la
suprema importancia que continúa teniendo lo simbólico para el
cerebro humano. Sí, descubrimos la luz de la razón, pero sólo para
dejar constancia que en realidad era una parte del espectro lumínico,
y el mito y la creencia son otra parte de él. Separar el grano de la
paja no es tarea fácil, y mientras lo hacemos no podemos retrasar la
acción. Necesitamos un punto de anclaje, y este bien podría ser una
simple creencia racionalizada. Nosotros postulamos que la economía
neoclásica es poco más que eso, pero ese no es el tema de hoy. El
tema de hoy son las racionalizaciones o los relatos que hemos
construido en torno a la crisis económica, y como unos han ido
desplazando a otros, hasta llegar, sorprendentemente al punto de
partida. Estamos en el punto de partida, y la ideología neoliberal
ha emergido de la crisis sin apenas un rasguño (o quizás no, quizás
presenta daños de momento ocultos a nuestros ojos). Según Philip
Mirowski, esta es la crisis que casi nadie previó, y que sin embargo
ha reafirmado a todos los economistas, de todas las distintas
escuelas y corrientes en sus convicciones. La crisis ha demostrado
que todas las distintas teorías económicas son ciertas al mismo
tiempo.
En todas partes, desde los hayekianos más fanáticos de la derecha hasta el polémico Joseph Stiglitz de la “izquierda legítima”, casi todos los economistas con un perfil público modesto declaran actualmente que la crisis demostró claramente que su propia teoría económica favorita estaba en lo cierto después de todo, y, por consiguiente, no hay ninguna necesidad de reclamar una revisión exhaustiva de la economía.