domingo, 11 de junio de 2017

Un mundo fragmentado: Europa a un costado

Con la llegada de Trump a la Casa Blanca Europa ha perdido un apoyo clave, y muy necesario, para salir de los problemas en los que se ha metido. Mientras se tratan de mantener los discursos huecos de progreso, modernidad y fraternidad que quedaron en evidencia con la crisis, aislada del mundo, continúa por una vía muerta hacia un triste e inevitable final.



Como ya comentamos en una entrada anterior, el ya antiguo fracaso en las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (en gran medida provocado por la Unión Europea), la propia evolución del volumen del comercio internacional, y sobre todo los datos de transacciones financieras entre estados nos muestran que el mundo está retrocediendo en su integración económica. Parece que la globalización termina, y deja tras de sí un mundo fragmentado, como ya ocurriera en el pasado.

Con gran celeridad y un poco de improviso hemos visto cómo se nos trata de transmitir una imagen de este nuevo mundo como dividido entre dos facciones, por un lado el “populismo” y por el otro el resto, es decir, el statu quo, aquellos que se atribuyen la sensatez y la racionalidad, y que podemos denominar “globalistas” o también “neoliberales”. Los que como yo, no nos sentimos identificados con ninguna de estas posiciones nos encontramos en un lugar incómodo, criticar a los populistas nos pone de parte de los globalistas, los auténticos responsables de la situación, pero si no lo hacemos podría parecer que sentimos simpatía hacia el “populismo”, lo cual no es cierto.

Lo primero que habría que aclarar es qué es esto del “populismo”, y mi opinión es que es una etiqueta peyorativa para desprestigiar algo, porque en realidad todos los líderes, partidos y ciudadanos englobados bajo esa etiqueta podrían ser definidos mucho mejor como nacionalistas. Hace ahora tres años ya anticipé que el mundo tendía a polarizarse entre nacionalistas y globalistas, y pedí evitar estas dos opciones, pero por desgracia de momento no se atisba en el horizonte ninguna alternativa.