jueves, 30 de agosto de 2012

La guerra de divisas (I): 280 buques de guerra custodian la globalización, según Financial Times


Queridos lectores,

Currency Wars es un libro del norteamericano James Rickards publicado en 2010, y también otro libro del chino Song Hongbing publicado en 2007, y con secuelas en 2009 y 2011.


Sin duda no es casual, ni deberíamos pasar por alto, la nacionalidad de los autores.

El libro de Rickards comienza de una forma curiosa: un ejercicio estratégico en el Laboratorio de Análisis de la guerra, cerca de Washington, en el que se simula una guerra financiera global, donde los participantes usan las divisas y los mercados para sostener los intereses nacionales. Aunque pueda resultar sorprendente estos ejercicios se han llevado a cabo en la realidad, y no son ningún secreto. Rickards, profesor de universidad y habitual tertuliano en cadenas de televisión como la CNN o la Fox, es uno de los consultores externos a los que recurrió el pentágono para montar los primeros “juegos de guerra financieros”.

La idea de unir economía y seguridad no es nueva, pero el mero hecho de hablar de una “guerra de divisas” podría resultar para algunos estrafalario, alarmista, e incluso propio de un “anti-sistema”.

Otro libro, que nadie relacionaría con el libro de Rickards, excepto un servidor, nos presenta una cara de nuestra sociedad más amable, aunque la palabra más precisa sería “apetecible”. “WACU Girls” es un libro escrito por alguien del mundo de la moda y que sigue la estela de “Sexo en Nueva York”. Desconozco el contenido del libro, salvo la portada, que pude ver por casualidad en las manos de una chica joven en el metro de Madrid.

Y encima van por la vida con cara de palo

WACU, es un acrónimo de World (Globales), Ambitious (Ambiciosas), Cool (a la última) y Unique (Únicas). Además, según dice la contraportada, una chica WACU se hace, no nace. La pregunta es obvia, ¿te atreves a ser una de ellas?

Sin duda es anecdótico, pero revelador. Hemos hablado de la ambición y las elecciones cuando reflexionábamos sobre los efectos de la globalización en la condición humana y citábamos el trabajo del gran Zygmunt Bauman.



Sea verdad o no, se nos dice continuamente que las posibilidades son ilimitadas y que cuanto tenemos que hacer es elegir las que nos vayan mejor; y lo que es más importante, se nos castiga por no conseguir encontrarlas, como si lo que se nos había dicho sobre su accesibilidad fuera cierto. Nos hemos acercado peligrosamente al Erewhon de Samuel Butler, ese lugar donde se trataba a los especuladores y embaucadores como si fuesen víctimas de la desgracia, donde se tenía piedad de ellos, se los cuidaba y bañaba de simpatía pública, mientras se consideraba a los enfermos y los pobres como criminales y se los metía en la cárcel, donde “la suerte era el único objeto adecuado para la veneración de los humanos”, donde se reconocía que “el desordenado regateo del mercado y, en última instancia, la fuerza bruta decidían, y siempre decidirían, hasta qué punto un hombre tenía derecho a tener más suerte que sus vecinos y merecía, por tanto, mayor respeto que ellos", o donde un juez replicaba a los ruegos de piedad de los desafortunados diciendo: “Podéis decir que ser criminal es vuestra desgracia; yo os respondo que vuestro crimen es ser desgraciado”

Si todo es cuestión de elección, elegimos ser ambiciosos o “elegimos ser pobres”. A pesar de la ramplonería intelectual de semejante argumento se nos bombardea con el de forma constante, desde muy diversos medios y bajo distintos disfraces.

Primero, la noticia de una hambruna –probablemente la única capaz, hoy en día, de quebrar la indiferencia cotidiana- generalmente viene acompañada por la advertencia categórica de que las mismas tierras remotas donde las personas “vistas por televisión” mueren de hambre y enfermedades infecciosas son el lugar de nacimiento de los “tigres asiáticos”, beneficiarios ejemplares de los métodos innovadores y valientes de hacer las cosas. Qué importa que todos los “tigres” juntos abarquen apenas el 1% de la población de Asia; se supone son la prueba de lo que se quería demostrar: que los tristes e indolentes de alguna manera han elegido su triste suerte; que las alternativas existen y están a su alcance, pero no las adoptan por falta de laboriosidad o decisión. El mensaje subyacente es que los pobres son responsables de su suerte.

Y es que una cosa es la libertad positiva, o lo que Bauman llamaría libertad de elección y de acción, y otra muy distinta es la supuesta falta de restricciones o libertad negativa de la que se suele hablar en economía. Tal y como muestra Amartya Sen en la hambruna de Bengala, la libertad negativa de los trabajadores rurales para comprar alimento no se vio afectada. Sin embargo, murieron de hambre porque no estaban positivamente libres para hacer cualquier cosa: ellos no tenían la libertad de alimentarse ni la capacidad de escapar de la muerte. En el fondo hay muchas razones para pensar que la libertad de elección de unos está relacionada con el destino cruel de otros.

El folclore de la nueva generación de “clases esclarecidas”, gestado en el mundo feliz y monetarista del capital nómada, dice que, al abrir las esclusas y dinamitar las represas mantenidas por el Estado, el mundo se convertirá en el reino de la libertad para todos. Según estas creencias folclóricas, la libertad (primero y principal, la de comercio y movilidad del capital) es el caldo de cultivo para que la riqueza crezca con mayor rapidez que nunca; y una vez que se multiplique, habrá más para todos.

Los pobres del mundo –viejos o nuevos, hereditarios o informáticos- difícilmente se reconocerían en semejante descripción ficticia. Los medios son el mensaje; los medios mediante los cuales se perpetra la instauración del mercado mundial, lejos de facilitarlo, coartan el efecto prometido de “goteo hacia abajo”. En la realidad virtual nacen, crecen y florecen fortunas nuevas, lejos de las toscas realidades de los pobres. La creación de riqueza va en camino de emanciparse, por fin, de esas viejas conexiones –restrictivas e irritantes- con la fabricación de cosas, el procesamiento de materiales, la creación de puestos de trabajo y la administración de personas. Los viejos ricos necesitaban a los pobres para crear y acrecentar la riqueza. Esa dependencia mitigaba el conflicto de intereses e impulsaba los esfuerzos, por débiles que fuesen, para ocuparse de ellos. Los nuevos ricos ya no los necesitan. Por fin, después de tanto tiempo, el paraíso de la libertad total está al alcance de la mano.

El término “única” nos remite a nuestra reflexión sobre el mundo corporativo. Durante los años sesenta las protestas contra el sistema ya no se plantean como una “lucha de clases”, se reivindica la no sujeción a ciertos convencionalismos, en cuanto a la forma de vestir, aspecto físico, vida sexual, en definitiva forma de vida. “Sé tú mismo”, es la frase, y la producción se segmenta, para atender las particularidades de cada grupo y la necesidad de autoexpresión de cada individuo.

Ser única podría ser negativo si al mismo tiempo no se es “cool”, que garantiza la aceptación del resto del grupo y nos remite al frívolo mercado de consumo de cachivaches superfluos necesarios para lograr una identidad “única” y “cool”. Pero no olvidemos que en definitiva se trata de una experiencia con sus luces y sus sombras.

La industria actual está montada para producir atracciones y tentaciones. La naturaleza propia de las atracciones consiste en que tientan y seducen sólo en tanto nos hacen señas desde esa lejanía que llamamos futuro; por su parte, la tentación no sobrevive mucho tiempo a la rendición del tentado, así como el deseo no sobrevive a su satisfacción. Esta carrera en pos de deseos nuevos, más que de su satisfacción, no tiene una meta evidente. El concepto mismo de “límite” requiere necesariamente dimensiones témporo-espaciales. La consecuencia de “quitarle demora al deseo” es que se le quita deseo a la demora.

Para aumentar la capacidad de consumo, jamás se debe dar descanso al consumidor. Hay que mantenerlo despierto y alerta, exponerlo constantemente a nuevas tentaciones para que permanezca en un estado de excitación perpetua; y más aún, de constante suspicacia y de insatisfacción permanente. El señuelo que le hace modificar su centro de atención debe confirmar sus sospechas y, a la vez, prometerle una cura para la insatisfacción: “¿Crees que ya lo viste todo? Todavía no has visto nada”.

Para el consumidor cabal y maduro, actuar de esa manera es una compulsión, una obligación. Pero esa “obligación”, esa presión interiorizada, esa imposibilidad de vivir la vida de otra manera, se le revela disfrazada de ejercicio de libre albedrío. Tal vez el mercado ya lo escogió como consumidor y le quitó la libertad de pasar por alto sus atracciones; pero en cada visita al mercado, el consumidor tiene todas las razones para creer que él –acaso sólo él- es quien manda. Es juez y crítico, elige. Puede negarle su adhesión a cualquiera de las infinitas opciones exhibidas. Salvo a la opción de elegir entre ellas… pero ésta no parece ser una opción.

Esa combinación entre el consumidor, siempre ávido de nuevas atracciones, rápidamente hastiado de las atracciones conocidas, y el mundo transformado en todas su dimensiones – económicas, políticas, personales- según el patrón del mercado de consumo y, como este, dispuesto a cambiar sus atracciones con rapidez siempre creciente, es la que elimina todos los carteles indicadores. Sean éstos de acero, hormigón o hechos de pura autoridad, los puntos de referencia desaparecen de los mapas individuales del mundo y de los itinerarios personales de vida. En la existencia del consumidor, viajar con esperanzas es mucho más placentero que arribar. El consumidor es un viajero que no puede dejar de serlo.

¿Qué tiene que ver todo esto con la guerra de divisas? Perdonad la digresión pero mi intención era llegar al término “Global”. Nuestro mundo está lleno de fronteras, y en ellas tradicionalmente se han impuesto más o menos restricciones al paso de mercancías y más o menos restricciones al paso de capitales. Libre comercio y libertad de movimiento de capital son cosas muy distintas, aunque posiblemente la mayor parte de la gente ni se ha parado a pensar en esta distinción. Y evidentemente ambas cuestiones son muy distintas a la libertad de movimiento de la fuerza de trabajo, que tradicionalmente ha estado mucho más limitada.

¿Quiere decir esto que nos acercamos a un mundo donde cada vez importa más el individuo y menos los estados? ¿Una crisis del estado-nación como institución, erosionado por las fuerzas misteriosas y transnacionales de “los mercados”?

Financial Times, uno de los voceros influyentes del mundo en que vivimos, presenta una serie denominada “Capitalism in crises” Pero, más allá de que nos encontramos en una crisis económica sin final aparente, ni los voceros, ni los políticos, ni los ciudadanos-consumidores, ni siquiera la marea ascendente de pobres, esos “consumidores defectuosos”, del primer o tercer mundo, están poniendo en tela de juicio las reglas del juego del capitalismo postmoderno globalizado; y las WACU girls son un mero ejemplo, un producto de consumo para adolescentes que refuerza los mensajes “correctos” o sistémicos –el polo opuesto de una WACU, sería, claro, un anti-sistema. Habrá que coincidir con Cornelius Castoriadis en que el problema de la condición contemporánea de nuestra civilización moderna es que ha dejado de ponerse a si misma en tela de juicio.

Por el contrario, la crisis del estado-nación, la institución por excelencia hasta antes de ayer, hace algún tiempo que está en el centro de atención de los intelectuales. En 1997 Georg Herbert von Wright afirma “parece que el Estado nacional se erosiona, o acaso se extingue”. La pérdida del control de la economía en el marco de sus fronteras sería el signo más evidente.

El término globalización resulta probablemente engañoso, ya que no se refiere a la creación de un “orden global”, que evidentemente no sería del agrado de las fuerzas aparentemente anónimas, invisibles y altamente móviles que llamamos “mercados”. Muy al contrario, el proceso de integración del mercado capitalista mundial ha ido parejo a la reivindicación de nuevas naciones o etnias, deseosas de nacer para ceder inmediatamente su recién adquirida “soberanía” a las organizaciones multilaterales internacionales. Según Eric Hobsbawm, cuando las islas Seychelles tengan el mismo voto que Japón en los organismos multilaterales, “la mayoría de los miembros de la ONU probablemente serán los equivalentes de fines de siglo XX de Saxe-Coburgo-Gotha y Schwarzburgo-Sonderhausen”

En el mundo de las finanzas globales, la tarea que se asigna a los gobiernos estatales es poco más que la de grandes comisarias ¿o no? Vayamos por partes.

Hace unos meses leía un artículo donde se argumentaba algo similar, aunque de una forma un poco más “rebuscada”: El US Navy fomenta la globalización: todavía los necesitamos, es el título. El texto se puede resumir en la siguiente frase, extraída del artículo: “Hay una gran diferencia entre un US Navy con 346 buques y otro con 250, la diferencia entre una clase de mundo y otro”. El corolario es que nuestro mundo “prospero, justo y libre” se mantendrá, si, y solo si se mantiene una amplia superioridad naval y aérea de Estados Unidos. Quien esto dice no es un radical, ni está publicado en un blog marginal, es un artículo de Financial Times, como hemos dicho uno de los voceros importantes que existen, y que leen personas que a su vez son también influyentes y cuyos artículos reproducen posteriormente otros medios y blogs locales en todo el mundo.

El estado se adelgaza por ciertos sitios, pero mantiene su tamaño en otros, y la gran novedad es que esto es santificado por los votantes de todo el mundo.

Según cuenta John Kenneth Galbraith, al finalizar la guerra fría se esperaba que el presupuesto militar, o lo que Galbraith llama el poder militar autónomo, disminuyese considerablemente. Se llegó a hablar del “dividendo de la paz” ¿Con que objeto es preciso mantener una fuerza militar tan desproporcionada, en relación al resto del mundo? El simple hecho de que exista una fuerza militar de ese tipo, sin una fuerza contraria que represente al menos la décima parte de la misma, es condición suficiente para poner en tela de juicio algunos axiomas omnipresentes, lo que entendemos por libertad o justicia. ¿Dónde se encuentran las supuestas “amenazas”?



Si tal y como comenta Fernand Braudel, capitalismo es una acumulación de potencia, es evidente que la estructura estatal podría eventualmente servir a los capitalistas encuadrados en ese ámbito geográfico para favorecer la acumulación de capital. La extrapolación de este concepto al conjunto de la economía-mundo implicaría que fuesen aceptadas las instituciones necesarias para favorecer un intercambio desigual centro-periferia. Según Immanuel Wallerstein

La concentración de capital en las zonas del centro creó tanto la base fiscal como la motivación política para construir aparatos de Estado relativamente fuertes, entre cuyas múltiples capacidades figuraba la de asegurar que los aparatos de Estado de las zonas periféricas se hicieran o siguieran siendo relativamente más débiles. De este modo, podían presionar a estas estructuras estatales para que aceptaran e incluso fomentaran en su jurisdicción una mayor especialización en tareas inferiores dentro de la jerarquía de las cadenas de mercancías, utilizando mano de obra peor pagada y creando (reforzando) la estructura de unidades domésticas adecuada para permitir la supervivencia de esta mano de obra.


Este punto de vista nos abre una perspectiva tan interesante como inquietante ¿Qué pasará cuando en la sede de la ONU se amontonen una miríada de mini-estados sin soberanía –o lo que es peor, sin libertad positiva, capacidad efectiva para elegir y actuar- frente a mega-estados como China, India o el actual hegemón EEUU?

El mismo proceso que nos trae de vuelta las ciudades-estado podría ver el ascenso del estado-civilización, con miles de millones de personas en su seno. Mientras tanto, los movimientos migratorios restan legitimidad a los gobiernos locales, donde una parte creciente de la población carece de derecho a voto.

La movilidad es sin duda un bien, una extensión de la libertad, por lo que no es raro que estimulen nuestro deseo de ello en libros y anuncios. Sin embargo, se trata de un derecho que no se extiende de forma homogénea, es más, el mismo proceso que hace a algunos “globales”, es el que hace a otros “locales”. Unos viajan en primera y otros lo hacen en patera.

No se observa una gran movilidad en el centro de internamiento de extranjeros en Tenerife (España).

Para entenderlo solo hay que comprender que la movilidad real es tan solo un subproducto de la verdaderamente importante, la de capital.

“La empresa pertenece a los que invierten en ella: no a sus empleados, sus proveedores ni la localidad donde está situada”, según Albert J. Dunlap. Esto hoy es una verdad completamente aceptada.

Según la interpretación de Zygmunt Bauman de esta frase:

El autor tenía en mente, sobre todo, que los empleados, proveedores y voceros de la comunidad no tienen voz en las decisiones que pueden tomar las “personas que invierten”; que los inversores, los verdaderos tomadores de decisiones, tienen el derecho de descartar sin más, de declarar inoportunos y viciados de nulidad los postulados que puedan formular esas personas con respecto a su forma de dirigir la empresa.

Profundicemos en el principio de Dunlap. Los empleados provienen de la población local y, retenidos por deberes familiares, propiedad de la vivienda y otros factores afines, difícilmente pueden seguir a la empresa cuando se traslada a otra parte. Los proveedores deben entregar su mercadería y el bajo coste del transporte les da a los locales una ventaja que desaparece apenas la empresa se traslada. En cuanto a la “localidad”, es evidente que se quedará donde está, difícilmente seguirá a la empresa a su nueva dirección. Entre todos los candidatos a tener voz en la gestión empresarial, sólo las “personas que invierten” –los accionistas- no están en absoluto sujetos al espacio; pueden comprar acciones en cualquier bolsa y a cualquier agente bursátil, y la proximidad o distancia geográfica de la empresa será probablemente la menor de sus consideraciones al tomar la decisión de comprar o vender.

La empresa “pertenece” a ellos –a los accionistas- y solo a ellos. Por consiguiente, les compete trasladarla allí donde descubren o anticipan la posibilidad de mejorar los dividendos, y dejar a los demás –que están atados a la localidad- las tareas de lamer las heridas, reparar los daños y ocuparse de los desechos. La empresa tiene libertad para trasladarse; las consecuencias no pueden sino permanecer en el lugar. Quien tenga libertad para escapar de la localidad, la tiene para huir de las consecuencias. Éste es el botín más importante de la victoriosa guerra por el espacio.

La movilidad del capital es el factor realmente determinante, pero podría alcanzar cierto límite en la necesidad de encontrar personal especializado en cantidad suficiente. Por consiguiente, existe una demanda de cuadros de la escala jerárquica intermedia con la condición de “globales”. La propaganda nos muestra lo apetecible de la situación, adornándola con accesorios “cool”, y minimiza u oculta los efectos colaterales.

Efectos para la gente que permanece “localizada” y también para los que acceden a la categoría superior: ruptura de vínculos familiares y comunitarios, renuncia a afectos duraderos y sustitución por sucedáneos más efímeros como el sexo.

Shame (verguenza), es una descripción fría -sin entrar en las causas- de uno de los trastornos de la sociedad de consumo postmoderna globalizada: la compulsión sexual

¿Es este proceso inevitable? ¿Es una consecuencia irreversible de la posmodernidad? ¿Es, tal y como nos dicen, la mejor forma de potenciar “el crecimiento”? ¿Es el crecimiento el único objetivo posible? ¿Garantiza el crecimiento el bienestar? ¿Eliminará la pobreza?

Hemos atisbado algunas respuestas a la cuestión sobre el bienestar, pero nos centraremos en la cuestión de los límites. Resulta bastante evidente, tras cinco años de crisis, que no se atisban límites políticos al proceso globalizador. Volviendo a Bauman

Si el encuentro llegará a producirse por imposición del otro (encuentro entre el capital flotante y la autoridad local), apenas este (el poder local) intentara flexionar sus músculos y hacer sentir su fuerza, el capital tendría pocos problemas para liar sus maletas y partir en busca de un ambiente más acogedor, es decir, maleable, blando, que no ofrezca resistencia.

En términos generales esto es cierto. Incluso aunque se generase dentro del territorio un excedente para invertir, si las condiciones que se imponen son restrictivas, este huiría al resto del mundo donde estas son, como dice Bauman, más blandas y maleables. Las reglas del juego hacen improbable la aparición de free-riders, llaneros solitarios.

Además la batalla ideológica está perdida. Cada vez que se deslocaliza una industria, o un país sufre una crisis de liquidez, siempre hay un burócrata al que echarle la culpa ¿Os habéis percatado como de un tiempo a esta parte los políticos parecen más incompetentes? Por el contrario se multiplican las voces que desde distintos medios claman que ellos si tienen claro lo que hay que hacer, saben como comprar el “afecto” de los capitales flotantes. Nadie quiere o se atreve a hablar de que en realidad hay una componente que es intrínseca al sistema, es decir, sistémica.

Cuando la reina de Inglaterra preguntó en la prestigiosa London School of Economics como no se había previsto la crisis mundial de liquidez que comenzó en 2007 y llegó a su punto álgido en 2008, con la quiebra de Lehman Brothers, para trasladarse con graves consecuencias a la economía real en 2009, la respuesta fue "el riesgo sistémico”

Un ejemplo claro de como se puede retorcer el lenguaje hasta el punto de privar a las palabras de su significado. La palabra “sistémico” es y era desde hace mucho tiempo una palabra habitual entre los “desprestigiados” pensadores neo-marxistas. Hace referencia a una característica propia, es decir endógena o interna al sistema, que forma parte de él y que lo llevaría al fracaso. Pero tal y como lo usan los intelectuales de la London School of Economics parecería que están hablando de un “cisne negro”, un suceso altamente improbable y por supuesto imprevisto. Es decir, vivimos en el mejor de los mundos posibles, todo funciona estupendamente, y de repente un terremoto o un huracán lo desbarata todo ¿Quién tiene la culpa?

¿Qué nos quieren contar? Es de una ramplonería intelectual sin precedentes pretender que la crisis de 2007 es un suceso imprevisto. Como algunos han puesto de manifiesto todos los síntomas estaban ahí, los ciclos de “bonanzas de flujos de capital” exterior que alimentaron las burbujas, los precios de los activos (vivienda, bolsa, deuda pública), el endeudamiento. Que las consecuencias de las burbujas serían una crisis de liquidez mundial era también previsible tras la experiencia de la crisis asiática de 1997 de la que ya hemos hablado ampliamente.

El sistema está sometido a periódicas crisis de liquidez globales, esto se ha hecho ya evidente para cualquiera que observe la historia económica reciente, y si no se buscan soluciones volverán a repetirse. Pero este puede ser el menor de nuestros problemas.

Para entender el concepto de riesgo sistémico utilizare de nuevo un párrafo de Bauman, aunque debo decir que él no lo utiliza con el sentido que yo voy a darle:

La nueva libertad del capital evoca la de los terratenientes absentistas de antaño, tristemente célebres por descuidar las necesidades de las poblaciones que los alimentaban y por el rencor que ello causaba. El único interés que tenía el terrateniente absentista en su tierra era el llevarse el “producto excedente”. Sin duda, existe una similitud, pero la comparación no hace justicia a la liberación de preocupaciones y responsabilidades de la que goza el capital móvil de fines del siglo XX y que el terrateniente absentista jamás pudo adquirir. Este último no podía cambiar una propiedad raíz por otra, y por tanto seguía atado –por débilmente que fuese- a la localidad de la que extraía jugo vital; esta circunstancia imponía un límite práctico a la posibilidad teórica y legalmente ilimitada de explotación para prevenir la disminución o desaparición futura de los ingresos…. la propiedad terrateniente absentista solía provocar daños irreparables a la fertilidad del suelo y a la eficiencia agropecuaria en general, a la vez que las fortunas de esos propietarios eran precarias y tendían a disminuir con el paso de las generaciones. Sin embargo, existían límites, que hacían sentir su presencia con una crueldad tanto mayor por cuanto se los pasaba por alto y desconocía.

Si la ventaja que da la movilidad permite desentenderse de las consecuencias, y a los que continúan “localizados” solo les queda reparar los daños y lamer las heridas, no hay límite para la explotación fiscal, ambiental y social de las localidades. Al contrario que los terratenientes absentistas, cuyos privilegios estaban unidos a la tierra, resulta sencillo para los capitales flotantes pasar a continuación a otra localidad.

Pero los límites sistémicos están ahí. Los terratenientes absentistas secaban la tierra y esto nos hace evocar los daños medioambientales y la sobrexplotación de los recursos. Con la libertad de movimiento de capital se evapora cualquier esperanza de economía sostenible o al menos ligeramente menos lesiva: ante la exigencia por la autoridad local de unos requisitos mínimos, solo hay que hacer las maletas y buscar lugares menos exigentes.

Inmediatamente comienza la batalla ideológica, se ponen en marcha las producciones varias de ciencia chatarra

Ya sabéis: "Confía en nosotros, somos expertos"

El CO2 se transforma en un gas benéfico y purificador, los óxidos de azufre son estupendos para el cutis y los lixiviados mineros dan un sabor exquisito al agua, pero mientras, unos la beben de las nieves licuadas del Himalaya y otros la beben del grifo.

Existen también límites fiscales. La superélite global puede prescindir del denominado gasto social, e incluso de la educación pública. Pero no puede prescindir de la burocracia estatal, ni de la seguridad interna a través de jueces y policías que deben pagarse con impuestos. De mantenerse la impresionante tasa de crecimiento de la población reclusa de los últimos 30 años en todos los países occidentales, solo el gasto en prisiones podría hacer quebrar el sistema.



En 1980, cuando empieza esta historia con las políticas de Reagan y Thatcher, EEUU tiene 2 reclusos por cada 1.000 habitantes. A finales de los 90, cuando Bauman escribe "Globalización, consecuencias humanas", el sociólogo polaco se maravilla de que tiene 6 reclusos por cada 1.000 habitantes -aunque advierte de que el fenómeno es global-, y que su proporción relativa crece a una tasa constante en todo el planeta. En 2008 se alcanzó la increible cifra de 1 recluso por cada 100 habitantes ¿dificultad para comprender la función exponencial?

En época de crisis, cuando se están reduciendo los ingresos de muchos estados, prácticamente todos están aumentando o manteniendo los gastos en propaganda y seguridad.

Y tampoco se puede prescindir de una flota de 250 buques de guerra, que debe ser ampliada a 350 –mientras todos los países del eje del pacífico, EEUU, Australia, Asia, se embarcan en una nueva carrera armamentística-, y que en definitiva es el garante último del sistema, la palanca para quitar piedras testarudas de los engranajes bien engrasados del mismo.

El US Navy contribuye a que unos sean globales y otros locales, según Financial Times ¿quién se lo explica a las WACU cara de palo?
Pero el objetivo de esta serie de post que iniciamos con esta digresión inicial no es hablar de esos límites sistémicos, sino de la llamada guerra de divisas, la competición hacía el barro que emprenden los estados con sus políticas de empobrecer al vecino.

Entre los años 1870 y 1914 existió una primera globalización que se vino abajo de forma estrepitosa. Una globalización fundada también en la libertad de movimiento de capital, encuadrada en una economía-mundo distinta, con otro centro, otras reglas y un tipo distinto de intercambio desigual.

Esta es pues una historia –limitada, ciertamente, pero espero que sirva de inicio para reflexiones posteriores- sobre la libertad de movimiento de capitales, los juegos de la importación y exportación de los mismos y las instituciones que lo hacen posible, así como su hipotética fragilidad sistémica; sobre la dinámica centro – periferia y como descansa en último término en la fuerza, así como el auge y caída de las grandes potencias; y por último sobre el origen -o uno de ellos- de la crisis actual, y su relación con los puntos anteriores.

Comenzamos.

25 comentarios:

  1. Excelente artículo. Espero que el próximo artículo no sea dentro de un mes! :-)

    PD: para cuando el análisis de una sociedad "a la austriaca"? :-)

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    1. Buenas Anónimo,

      Estoy realmente contento con este artículo, creo que muestra de forma inapelable algunas de las cuestiones que están llevando nuestra sociedad al desastre. Sin duda es duro, pero no puede ser de otra forma. A finales de los años 90 los 360 millonarios más ricos tenían la misma renta que los 4.000 millones más pobres, el 40% de la población mundial. Es además, improbable que surjan límites políticos, salvo que la política en EEUU de un vuelvo inesperado, porque el sistema elimina los free-riders, pocos se atreven a ir contracorriente, algunos en latinoamérica y poco más. Sin embargo, que no se quiera dar marcha atrás políticamente no significa que sea sostenible.

      Respecto al plazo de publicación con suerte el siguiente será dentro de 15 días, pero no prometo nada. No te voy a contar mi vida, pero esto para mi es un hobby, tengo trabajo, una hija, pareja, etc, etc.

      Respecto a lo que comentas sobre la economía austriaca creo que este post responde a bastantes cuestiones que plantean ellos. La cuestión de la libertad, y como unida a la propiedad (que recuerda ellos defienden a ultranza afirmando incluso que todo impuesto es un robo), termina por dar unos derechos desmesurados a unas personas limitando enormemente la libertad de otras. Paradojicamente ese mundo de libertad de movimiento de capital, crea un mundo donde cada vez más gente está recluida en prisión o en campos de refugiados. Si continúa la tasa actual de crecimiento en 2020 el 2% de los americanos adultos estarán en prisión, una tasa que ya se alcanza en California, un estado quebrado, como sabes, por sus enormes gastos en jueces, policía y prisiones (aunque como siempre, la propaganda quiere poner el foco en otro punto), después de la "brillante" gestión de un "tonto útil" más.

      Pero abordaré en un futuro una revisión crítica de "Camino de servidumbre" de Hayek ¿cuando? La guerra de divisas me va a llevar 5 o 6 artículos y después quiero entrar a fondo en la cuestión de los movimientos migratorios y la penitenciarización (si me permites el palabro) de la sociedad.

      un saludo y recuerda +1, facebook y twitter para que el blog este contento ;-)

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  2. Absolutamente magistral.
    Habrá que esperar los siguientes artículos.
    Un saludo

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    1. Buenas Martín,

      Me alegra leerte de nuevo. Estoy bastante satisfecho de como ha quedado el artículo, condensa y explica buena parte de las causas de los males que nos aquejan. También es cierto que me he aupado en hombros de gigantes como Bauman, Wallerstein o Galbraith. Intentare mantener el tono

      un saludo

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  3. Primero felicitarle por el blog, es una rara avis de erudición y claridad expositiva.
    A vuelapluma tengo una consideración ambivalente que hacer sobre esta entrada.
    Me llama la atención la referencia a la ciencia chatarra ejemplificando con el blog de A. Uriarte. A estas alturas sacar conclusiones de qué modelo de cambio climático es válido científicamente puede resultar algo apresurado. Cuidado con los dogmatismos, tal vez dentro de 15 años nada más podamos decantarnos con pruebas reales, entre la previsión del IPCC o la de los escépticos. Y como la realidad dista a veces de la propaganda me acuerdo de cierta frase de Einstein:

    “¡Si yo estuviese equivocado, uno solo habría sido suficiente!”

    Saludos

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    1. Buenas Anónimo y gracias por tu puntualización,

      Tal y como digo en el post, no es mi intención entrar a fondo en esos límites sistémicos. Reconozco que no tengo ni idea sobre calentamiento global, por tanto no puedo posicionarme a favor o en contra en el cisma "calentólogos" vs "anti-calentólogos", pese a lo cual considero a Uriarte un mal divulgador de opinión chatarra o sistémica. Por el contrario este blog es de clara vocación anti-sistémica, no por gusto, por pura necesidad del género humano. Uriarte se posiciona a favor del automóvil y contra la bicicleta con el "argumento exótico" de que consumimos menos y nos hacemos más pobres. Los habitantes de las grandes ciudades como yo "se lo agradecemos". Supongo que no necesito explicarte por qué es tan falaz semejante argumento. También ironiza sobre el peak-oil, con información sesgada. Como comprenderás, que sea rentable invertir en arenas asfálticas a partir de un precio del petróleo convencional de 70 dólares el barril, no implica que todas las reservas se puedan extraer a ese coste. Sobre las arenas asfálticas han hablado ampliamente los distintos blogs que desarrollan la cuestión del peak-oil.

      El agujero de la capa de ozono, el calentamiento global y el peak-oil serían los primeros eventos en los que no se pueden sortear las causas pasando a explotar otro territorio, ya que se trataría de efectos sobre el conjunto del planeta. Lo del ozono parece que se solucionó, el calentamiento puede no ser tal, pero independientemente de eso la propia dinámica nos llevará a encontrar nuevos límites planetarios, no lo dudes, hay razones físicas bien fundadas para ello.

      Creo que estas cuestiones ya se han desarrollado ampliamente en otros sitios, por eso no creo que merezca la pena hacer mi propia investigación, me limito a citar el mecanismo principal que nos lleva hasta allí. Respecto a la ciencia chatarra si que merece la pena hacer divulgación, y lo intentaré cuando pueda, hay contribuciones importantes al tema desde el punto de vista de la economía institucional. Por ejemplo las obras más conocidas de Galbraith se pueden considerar una exploración de estas cuestiones.

      un saludo

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  4. Enhorabuena, de nuevo.

    Observo que te vas a enfrascar en un considerable meollo: desentrañar, desde el origen, las verdaderas causas de la crisis económica valorando para ello no sólo aspectos históricos y financieros sino apoyándote, fundamentalmente, en razones sociales e incluso psicológicas. Vincular los riesgos sistémicos o crisis cíclicas con la libertad de movimiento de capital y sus consecuencias individuales, como el surgimiento de esa categoría adolescente de chicas "waku" frente a las anticapitalistas (a las que considerarán frikis, supongo) y de la patología sexual de la autoafirmación personal exclusivamente a través de la atracción física, es una idea que vislumbro muy prometedora.
    Esa cabeza tuya está en plena ebullición mezclando ingredientes de diferente procedencia para obtener un elaborado original, interdisciplinar, exquisito.

    Estoy segura.

    Adelante.

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    1. Buenas Mª Ángeles,

      Si, esa sería una buena definición de la voluntad última del blog. Ayudar a desentrañar el entramado de relaciones sociales en el que estamos inmersos, el papel del individuo y el de cada una de las instituciones (gobiernos, agencias, corporaciones), y ver como se podría mejorar el mundo, dando respuestas individuales y colectivas.

      Pero por supuesto ese es un proyecto a largo plazo, aunque tampoco tengo prisa, la verdad. En los siguientes artículos nos centraremos en la competencia económica entre estados, desde una perspectiva más económica e histórica y arrojaremos luz sobre algunos aspectos de la crisis actual que se están pasando por alto. Espero que siga siendo interesante.

      un saludo,

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    2. No soy tan rápida como tú contestando. Gracias por haberme respondido con tanto detalle. En estos tiempos es muy de agradecer que alguien dedique tiempo a otro "alguien" y de forma gratuita.

      Un saludo para ti y suerte.

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    3. No hay de que, para eso estamos aquí. Muchísimas gracias a ti.

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  5. He entrado para ver las citas de Bauman y me he encontrado con una cantidad de chicha alucinanate, así que corto, pego y lo echo al ebook para leerlo con calma. Tiene una pinta estupenda.

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    1. Estupendo, espero que lo disfrutes. Para impresiones, aclaraciones y otros "ones", por aquí estaremos

      un saludo

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  6. Gracias por compartir todas esta ideas con nosotros.

    ¿Ves soluciones a este sistema? ¿Crees que hay posibilidades de deshacer el nudo gordiano? ¿Crees como Santiago Niño Becerra que estamos en la fase final del capitalismo como sistema? ¿Puede coexistir la ética? ¿La separación del capital, el trabajo y el rendimiento del trabajo no está en la base inicial que origina todo este follón? ... siempre hay alguien tratando de aprovecharse del otro y en ambos sentidos, por lo que gana el más fuerte.

    Gracias y un muy cordial saludo.

    Patxi

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    1. Buenas Patxi y gracias a ti,

      Me planteas mucha tela de entrada ;-) Esas cuestiones no se pueden responder en un comentario, por supuesto el blog intenta ser una exploración de las mismas, pero habrá que ir poco a poco. Haré un pequeño esbozo de las cuestiónes

      - Nudo gordiano. Al menos es nuestro deber intentarlo.

      - ¿Cuanto duró la crisis estructural de la sociedad esclavista romana? Cuando me preguntan por el dólar o el euro respondo que pueden tener una "mala salud de hierro". Si es así para dos monedas, imagínate para un sistema social con cientos de ellas. En definitiva, no creo que sea posible predecir una crisis estructural desde dentro, incluso hablar de estructura o sistema en el sentido marxista es un poco etereo. Roma cayo, para el feudalismo invento la servidumbre ligada a la tierra que desde el punto de vista moderno es un tipo de esclavitud, las fronteras pueden ser muy difusas.

      - La ética existe, no lo dudes, aunque sea un valor que cotice a la baja.

      - No lo sé, admiro a Marx, creo que hizo aportaciones valiosas, pero el marxismo prometía una tierra prometida que no fue capaz de alcanzar. La realidad es dialéctica y los caminos para alcanzar el bien no pueden sino trazar una línea sinuosa, cuando das pasos para alcanzarlo sueles crear otros males. Aunque leo todo tipo de autores, ahora mismo me enfoco más a nivel económico por el lado institucional y a nivel sociológico y antropológico autores materialistas como Bauman. En estos momentos me inclino a pensar que no todo es el trabajo o el capital. Pese a que los anarquistas prometen un mundo sin poder burocrático, esas promesas son también falsas, debemos considerar los males que crea la burocracia y como atajarlos de una forma realista. Como ves me inclino más a pensar en relaciones a nivel de instituciones a nivel social y económico.

      un saludo y espero que la próxima sea más fácil ;-)

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  7. Buenos días Jesús:

    La verdad es que mi primera impresión no iba desencaminada: tu artículo es prolijo en referencias, sugestiones y erudición. De ahí que para mí, una mente excesivamente permeable a los estímulos, la lectura haya sido fascinantemente agotadora, como el día de un niño en un parque de atracciones.
    Dices que pueden considerarte un antisistema por hablar de la interrelación entre economía y guerra. Alguien tan poco sospechoso de serlo como Edmund Burke ya afirmó en 1790: The age of chivalry is gone. -- That of sophisters, economists, and calculators, has succeeded. Los estados mayores ya no están formados por curtidos generales en tiendas de campaña, sino por tipos de traje y corbata en enormes edificios acristalados. Ya no son los monjes de negro los que tratan de combatir la herejía, sino hombres de negro tratan de imponer la ortodoxia del nuevo catecismo liberal. Catecismo que, ojo, no deja de ser sino una pose impostada, un pálido reflejo de aquel primitivo liberalismo de las obras de Adam Smith, profeta cuyo espíritu entierran y a cuyo nombre construyen monumentos.
    Creo entender que consideras la libertad de elegir una falacia, no sé si estrictamente ligado al ámbito económico o aplicado a todos los órdenes de la vida. No se qué opinas, por ejemplo, del siguiente pasaje de Ortega al respecto:
    No somos disparados sobre la existencia como la bala de un fusil, cuya trayectoria está absolutamente predeterminada. La fatalidad en que caemos al caer en este mundo -el mundo es siempre éste, éste de ahora- consiste en todo lo contrario. En vez de imponernos una trayectoria, nos impone varias, y, consecuentemente, nos fuerza... a elegir. ¡Sorprendente condición la de nuestra vida! Vivir es sentirse fatalmente forzado a ejercitar la libertad, a decidir lo que vamos a ser en este mundo. Ni un solo instante se deja descansar a nuestra actividad de decisión. Inclusive cuando desesperados nos abandonamos a lo que quiera venir, hemos decidido no decidir.
    Me encanta la disección que haces de la industria como fábrica de artificios que no hacen sino retorcer una y otra vez la voluntad hasta estrangularla, generando individuos permanentemente insatisfechos, cuyo sistema inmunológico intelectual es incapaz ya de distinguir entre decidir (ejercitar por tanto la voluntad) y reaccionar (rendida la voluntad uno reacciona ante las circunstancias como el termostato de una caldera). Cuatro párrafos sencillamente magistrales.
    Considero muy pertinente tu apreciación sobre la diferencia entre libertad de de comercio y libertad de capitales, así como tu reflexión sobre la explosiva proliferación de nuevos estados que dejan de gravitar en torno a sus prístinos planetas para depender directamente de la órbita marcada por el Sol. ¿Consideras que el caso catalán estaría dentro de esta vorágine? ¿Consideras que, precisamente por esto, su independencia podría ser alentada y favorecida por las estructuras de poder internacionales?

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    1. Buenas noches de nuevo Cazador,

      Un placer tener un erudito y experto en filosofía como tú por el blog, tus comentarios son muy interesantes. Debo reconocer que la filosofía no es mi fuerte, me inclino más por las ciencias sociales: economía, sociología, antropología. Mis conocimientos de filosofía son muy básicos, los que pude adquirir en el instituto y alguna idea suelta que se haya podido ir añadiendo posteriormente. Me resulta interesante tu interpretación de la filosofía, la que haces en tu blog. No sé si me interpretación es acertada pero tengo la impresión de estar ante una “genealogía de las ideas”, lo cual es muy interesante, es algo a lo que debemos prestar atención, tanto al origen como a la propagación de las ideas y su misteriosa transmutación dentro del magma social. Hablando de filósofos ¿Qué te parece Richard Rorty, al que Bauman considera, “el último liberal auténtico”?

      Interesante que cites a Burke, era desconocido para mi, pero he mirado un poco por Wikipedia y veo que se le considera “el más conservador de los liberales”. Pensaba que la tradición debe ser fuente de derecho, un concepto que aparentemente la postmodernidad ha superado largamente, pero ¿solo superficialmente? ¿Hasta que punto somos presa de la tradición en este mundo tan superficialmente cambiante?

      Sobre la libertad, decirte que en absoluto la considero una quimera, sin duda es un gran bien, pero un bien siempre relativo, somos libres “en grado”, comenzando por las evidentes leyes físicas que nos limitan. Pero lo preocupante de la libertad es que no se distribuye de forma homogénea. La libertad de alguien para especular con el trigo en el mercado de valores de Chicago limita la libertad de los campesinos de Bengala para alimentarse ¿Cuál debe prevalecer? Antiguamente, cuando el mundo era local, estaba claro que prevalecería la libertad de alimentarse. Incluso un campesino pobre que había perdido su cosecha encontraría algo de sustento del cacique de turno, bajo riesgo de revuelta o expropiación –y la Revolución Francesa sería un ejemplo-. Hoy en día, en el mundo global, pocos podrían encontrar una cadena de causas entre el mercado de valores de Chicago y el hambre en Bengala, y aunque así fuese, no sería posible presentarla ante un juez, ni siquiera hay una Ley que pueda aplicarse al caso. Por último, como concepto siempre relativo, no creo posible fundar una ética en la libertad.

      Cataluña evidentemente es un caso más en este proceso globalizador. No me extenderé mucho porque posiblemente trataré este tema en el blog, pero el nacionalismo, lejos de ser un movimiento anti-sistémico es profundamente pro-sistémico.

      Un saludo, en cuanto pueda respondo a la segunda parte de tu mensaje

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  8. Interesante también tu contraposición entre libertad de movimiento de capitales y libertad de movimiento de personas. Ahí me ha venido a la cabeza el pecunia no olet de Vespasiano. El dinero pasa desapercibido, y hay que ser muy perspicaz para poner en relación su presencia con los efectos derivados de ella.
    Dices que la batalla ideológica está perdida (supongo que entre los partidarios del estado y sus detractores) y no puedo sino estar de acuerdo contigo. Los políticos lo ponen muy fácil. Estoy de acuerdo contigo en que cada vez parecen más incompetentes. Quizá no por casualidad o por simple degeneración de la especie, sino porque son precisamente los detractores del Estado los que financian sus campañas y tejemanejes. Aunque quizá también tuviese su parte de razón José Antonio al afirmar que: Evidentemente, para adueñarse de la voluntad de las masas hay que poner en circulación ideas muy toscas y asequibles; porque las ideas difíciles no llegan a la muchedumbre; y como entonces va a ocurrir que los hombres mejor dotados no van a tener ganas de irse por las calles estrechando la mano del honrado elector y diciéndole majaderías, acabarán por triunfar aquellos a quienes las majaderías les salen como cosa natural y peculiar.
    Tu comparación con los terratenientes, muy acertada, me ha traído a la memoria A modest proposal, de Swift y de la mano de ésta Los viajes de Gulliver. Es acojonante como este tío denunciaba ya en la primera mitad del XVIII con una lucidez pasmosa comportamientos y actitudes que consideramos el pan nuestro de cada día. Es como si el ser humano, desprovisto de la acción benéfica de esos 2 milímetros de neuronas que forman la tapa de nuestra sesera, hubiese sido el mismo en cualquier época. Eso me lleva a pensar que no es cuestión de estructuras sino de personas. Y, enlazando con las Vacui Girls, los que mueven los hilos se encargan de propagar los virus que mantengan esa delgada lámina del disco duro bien formateada.
    No me extiendo más. Seguiré leyendo las anteriores entradas y las nuevas cuando las haya, pues me pone en contacto con nombres e ideas muy sugerentes.
    Un saludo.

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    1. Buenas Cazador,

      Me pillas ahora embarcado en una aventura apasionante: contar el origen de la crisis actual a través de los desequilibrios macro que están en su raíz, dejando a un lado la parte micro -la especulación financiera- de sobra conocida por todos.

      Tus dos comentarios son de alto nivel y realmente jugosos, daré buena cuenta de ellos en cuanto termine lo otro, dentro de un par de días.

      un saludo

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    2. Buenas otra vez,

      Yo pienso que los políticos son iguales ahora y hace treinta años, o hace cien. Como bien dices no creo en la degeneración de la especie, creo en el panóptico de Jeremy Bentham. El número de focos, de forma natural tiende a amplificar las imperfecciones. Por el contrario, quien ostenta la más alta jerarquía tiene la capacidad de eludir los focos, y por tanto, sus movimientos resultan imprevisibles al resto.

      Y creo que con lo anterior respondo a tu párrafo acerca de Swift, en mi opinión es cuestión de estructuras y no tanto de personas. El mundo es muy distinto cuando la clase política está sentada en el centro del panóptico y cuando lo está la clase empresarial. Cada mundo tiene sus virtudes y sus inconvenientes, posiblemente el camino hacía el bien difícilmente puede ser recto. Al intentar mitigar los males de una sociedad hemos creado nuevos males, ahora debemos mitigar estos nuevos efectos indeseados sin caer en los errores anteriores, y para lograr eso seguramente crearemos nuevos males.

      un saludo

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  9. Me ha llamado la atencion el asunto de la "ciencia chatarra" con la que se provee de municion para la batalla ideologica, para que llegue a la conciencia publica la percecion de que ni los expertos se ponen de acuerdo y en tal caso tan buena es mi idea como la de cualquiera, por ejemplo las ideas de mis lideres preferidos que aseguran que el cambio climatico es un bulo creado para frenar ayer al capitalismo occidental y hoy para frenar la exhuberancia China y de los llamados paises emergentes.

    Me pregunto si entre la ciencia chatarra cabe incluir toda la ciencia relativa a la mayor eficiencia, seguridad, limpieza de las nucleares si se las compara con casi cualquier otra industria energetica, incluidas las renovables.

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    1. Buenas Dubitador,

      No puedo afirmarlo categóricamente, pero mi intuición me dice que si. Si la nuclear es tan interesante ¿por qué representa un pedazo de la tarta energética tan pequeño? ¿Por la oposición de los ecologistas? No existía, o era muy pequeña hace unas décadas, sin embargo las nucleares no han proliferado como setas después del primer shock petrolero, en 1973.

      Una discusión técnica sobre esos temas la puedes encontrar en el blog "The Oil Crash" situado a la izquierda en mi barra de blogs. Reconozco no ser un simple iniciado en el tema, a pesar de recibir dos cursos de ingeniería nuclear en mis tiempos de estudiante.

      un saludo

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  10. ¿PORQUE EL EXISTENCIALISMO REVOLUCIONARIO PUEDE COEXISTIR CON LA DICTADURA Y SE PIERDE EN DEMOCRACIA? Simplemente, todo lo que hacemos obedece a un estado sociolenguistico de necesidad, pero lo hacemos sin contenido ni siquiera legal o humanista por que hemos perdido el valor de la existencia como sociedad y como individuos.

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    1. Buenas caholeta,

      Entiendo la pregunta, pero no llego a entender la respuesta ¿estado sociolinguístico de necesidad? ¿valor de la existencia?

      Quizás te refieres a valores éticos. Hay diversas fundamentos para la ética, y cuando entramos en el debate y la lucha ideológica podemos ver donde está fundada la ética de cada cual. No creo que la sociedad haya perdido la ética, simplemente está fundada en principios que son ajenos a muchos de los que vivimos en ella. Lo que eso evidencia es la cada vez mayor dificultad de convivir, de vivir en sociedad, la polarización de la sociedad en extremos cada vez más opuestos y ajenos entre ellos.

      No tengo muy claro si es eso a lo que te referías.

      un saludo,

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  11. Excelente articulo, sobre todo la habilidad para triangular fuentes tan diversas para construir una ecuación multinivel. Estoy muy de acuerdo. El ritmo de la acumulación en la elite financiera se organiza gracias a un entramado cultural que permite filtrarse hasta los estimuladores de la satisfacción subjetiva de las personas. EL engranaje fundamental es el mecanismo de sublimación de necesidades del que hablaba Marcuse y que se expresa en una oferta permanentemente incremental de substitutos que rellena los vacios creados por la inseguridad y la fragilidad de la personalidad.

    Modelos de belleza y de éxito que son básicamente rotulos y cuerpos carentes de esencia humana.

    La pregunta es ¿Ahora, Qué hacer amigos? Como respondemos? Los ciudadanos de Tunez nos enseñaron que para un cambio tenemos que asumir la responsabilidad de iniciarlo... ¡¿Cuando nos unimos?

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  12. Excelente post y comentarios. Gracias Jesús, por la generosidad en compartir tus reflexiones de cuanto sucede. Efectivamente, como comentas en en foro de Eskup en la noticia relacionada, la tiranía y dictadura del dinero controla y condiciona que "seamos libres". Ya sabes, mientras no se establezcan garantías efectivas de independencia económica Universal, sin discriminación alguna por cualquier causa, seguiremos siendo esclavos.

    Un saludo

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