lunes, 15 de abril de 2013

Burócratas vs “Mano (el invisible)”: reflexiones y una digresión



Queridos lectores,

Una de las instituciones básicas de la sociedad, y de gran importancia, es el gobierno. Según pudimos observar cuando analizamos la historia económica de Roma, lo mejor que encontramos en ella aparece desde la creación del cargo de Tribuno de la plebe, momento a partir del cual el gobierno se parece más que nunca al “comité ejecutivo de la sociedad”. Tras la II guerra púnica, la aparición de los latifundios y la revuelta de los Graco, dicho cargo es anulado de facto y poco tiempo después vemos surgir la tiranía de los Césares y más tarde la decadencia de la civilización romana.

En las sociedades democráticas el gobierno debería tener incentivos para trabajar por el bien común, sin embargo la imagen que transmite últimamente es de bastante debilidad



¿son realmente así de débiles o hemos recuperado el viejo concepto marxista del gobierno como “comité ejecutivo de la burguesía”? Burguesía extraterritorial, por supuesto, aunque con 280 buques de guerra asegurando el respeto a las reglas del juego.

La palabra “globalización” nos sugiere la integración de los productores y consumidores en un mercado mundial único. Un barco repleto de contenedores en el puerto de Rotterdam parecería una imagen adecuada



pero puede ser engañosa. Para poder vender sus productos en el mercado mundial el país en el que se ubican esas empresas debe seguir unas reglas establecidas por organizaciones multilaterales como la OMC, que dejan la decisión, dentro de cierto margen, a los países importadores. Condiciones financieras o legales, como la convertibilidad plena de la moneda o permitir la propiedad de empresas a extranjeros, aparecen entre las principales. Como podéis comprobar la cuestión excede con mucho el intercambio de mercancías, de hecho, este parece secundario ¡Lo primero y principal, las finanzas!

La acción del gobierno ha quedado enmarcada, por tanto, dentro de unas limitaciones de sistema, que solo podrá salvar escapando de él, o modificar con mucho apoyo y trabajo: el apoyo de otros países que compartan intereses.

jueves, 14 de marzo de 2013

¿Es la economía una ciencia? El lamentable ejemplo de un populista llamado Jesús Huerta de Soto



Queridos lectores,

Comencemos por una cita de nuestro querido Zygmunt Bauman:

En nuestra época, tras la devaluación de las opiniones locales y la lenta pero imparable extinción de los “líderes locales de opinión”, quedan dos y sólo dos autoridades capaces de dotar de un poder reconfortante a los juicios que pronuncian o evidencian a través de sus acciones: la autoridad de los expertos, la gente “que sabe de verdad” (cuya área de competencia es demasiado vasta para que los no iniciados puedan explorarla y ponerla a prueba) y la autoridad del número (basada en el supuesto de que cuanto mayor sea el número, menos probable es que se equivoque). La naturaleza de la primera autoridad convierte a los extraterritoriales de la sociedad del riesgo en un mercado natural para “el boom de los consejeros”. [1]

Cuanto más vasto y fragmentado es el conocimiento humano mayor demanda habrá de “expertos”: gente dedicada exclusivamente a la tarea de trazarnos un mapa en cuestiones que serían de otra forma inabarcables, por su extensión y por lo limitado del tiempo disponible. Por tanto el conocimiento debe tender cada vez más a ser como la moneda o los “activos financieros”: dependientes de la confianza.

Una confianza que tal y como nos cuenta David Freeman en “Wrong: Why Experts Keep Failing Us – and How to Know When Not to Trust Them” [Equivocado: Por qué los expertos siguen fallándonos – y como saber cuándo no confiar en ellos] cada vez está menos justificada. Dos tercios de las nuevas evidencias mostradas en publicaciones médicas especializadas serán rebatidas en pocos años ¿Y en economía? Es posible que todos los estudios publicados estén equivocados.

Según Freeman, las malas conclusiones tienden a ser simplistas, definidas, universales y seguras, pero “tenemos que aprender a forzarnos a aceptar, comprender e incluso abrazar que vivimos en un mundo complejo, indefinido e incierto”.

Para Sheldom Rampton y John Stauber no es una cuestión de “errores”, es una cuestión de Propaganda, posteriormente conocida como Relaciones Públicas.



Rampton y Stauber nos cuentan la penosa batalla librada para demostrar los efectos negativos del amianto o del tabaco, batalla llena de “expertos” a sueldo. La idea de Rampton y Stauber no es ni mucho menos nueva

¿Qué hace a todas las doctrinas sencillas y claras?
Unas doscientas libras al año.
¿Y demostrar la falsedad de lo que se demostró cierto antes?
Doscientas más [2]

Pero si hay una teoría simple, definida y que pretenda pasar por universal y segura es la doctrina que se autodenomina liberal. Este pensamiento pretende trivializar la civilización humana escamoteando la necesaria cooperación activa de los ciudadanos y su disposición a subordinar su vida privada en interés del bien común como parte esencial de ella.

Afirma que solo el egoísmo y la competencia son fuente de prosperidad, tratando de ocultar que las verdaderas fuentes de la productividad son el trabajo, el pensamiento, las herramientas, recursos naturales y el conocimiento y la experiencia que nos han legado nuestros ancestros, todo ello interrelacionándose dentro de un marco social y legal. El llamado “mercado”, no sería más que una herramienta que podría tanto sumar como restar al producto total, según como sea utilizada, lo que dependerá en gran medida del marco legal e institucional.

Hoy se permite que los mercados sean gobernados por una burocracia corporativa, dentro de un marco legal enemigo del bien común, diseñado para la acumulación exponencial de poder a costa de excluir a la gran mayoría. Mientras tanto se socava, se nulifica y se desprecia la acción del gobierno. El gobierno ha sido antropizado (pero es una institución, no un ser humano) y se le atribuyen los mismos “supuestos” motivos egoístas que al resto de los hombres, pero se olvidan que el principal interés del gobierno es ser reelegido y que por tanto tiene un fuerte incentivo para buscar el bien común.

Conocemos la afición de los autodenominados liberales por realizar vídeos fraudulentos, sin embargo me ha llamado poderosamente la atención un nuevo “vídeo divulgativo”, un vídeo de siete minutos donde se exponen las tesis de Jesús Huerta de Soto sobre la caída del imperio romano. Dicho vídeo es el espectáculo académico más lamentable que he visto en mi vida. No se trata de que se masajeen un poco los hechos para hacerlos coincidir con la hipótesis de partida, sino que se omiten del relato hechos básicos, hechos tremendamente conocidos de la historia de Roma, para cambiar por completo el sentido de la flecha de la causalidad.

lunes, 4 de marzo de 2013

Por qué #nodebemos, #__pagamos (conclusión)





Fraude operacional frente a fraude estructural

Los problemas de financiación de la deuda pública española, a pesar de que no tenían demasiada relación con el nivel presente y futuro de esta, fueron la justificación para una serie de medidas de carácter impopular, que por ejemplo pretendían adjudicar la gestión de ciertos servicios a empresas privadas ineficientes, que obtendrían un beneficio básicamente de reducir salarios a los trabajadores. De esta forma el dinero se distribuye de forma cada vez más desigual, profundizando el proceso insostenible de acumulación exponencial de poder y recursos en un número cada vez más reducido de individuos.

El pueblo entiende de forma instintiva que esta acumulación extraordinaria, realizada de forma fácil y rápida, como por arte de magia, es síntoma de una enfermedad profunda y larvada, pero incontables recursos y esfuerzos se dedican día tras día a elaborar oscuras teorías sobre la naturaleza humana, el sistema socioeconómico, el dinero o la sostenibilidad de los ecosistemas y del planeta, para justificar esa obscena realidad.

En ese contexto rebrota el concepto de “deuda ilegítima”, que sería aquella deuda contraída contra los intereses de la población de un país y con el completo conocimiento del acreedor. La legitimidad es algo más que la legalidad, sin embargo, creo que el concepto sugiere un fraude operacional, lo que entendemos como “corrupción”, más que un fraude estructural: un sistema y una ley corrupta, sancionada por la costumbre.

Cualquier consideración sobre la deuda debe realizarse teniendo en cuenta el dinero y el sistema monetario. Un cambio en las características del dinero puede cambiar por completo la relación entre deudores y acreedores, tal y como vimos con las reformas de Solón en la Grecia clásica. Zarlenga nos ofrece un ejemplo más cercano, en la colonia inglesa que llegaría a ser los Estados Unidos de Norteamérica:

lunes, 4 de febrero de 2013

Por qué #nodebemos, #__pagamos (continuación)



Fotograma del documental "The Money Fix"

La Edad Media: la concentración del oro y la dispersión del poder monetario

La propia definición de dinero parece indicar que quien lo posea lo pondrá en circulación, ya sea para realizar intercambios y adquirir bienes o para extender crédito y por tanto obtener un interés. Esto es una simplificación, fruto de querer explicar otras culturas con atributos propios de la nuestra, pero es falso. Durante la Edad Media las antiguas monedas se “tesorizan”:

Grandes cantidades de oro acabaron fluyendo hacía los cofres de los monasterios. Al fin y al cabo, cuando las monedas dejan de estar en circulación el metal no desaparece sin más. Durante la Edad Media (y esto parece haberse cumplido por toda Eurasia) la mayor parte acabó en establecimientos religiosos, iglesias, monasterios y templos, bien amontonado en la salas del tesoro, bien empleado para dorar o realizar con él altares, sanctasanctórums u objetos sagrados. Sobre todo se le dio forma de dioses. [1]

En realidad el oro y la plata estaban dejando de ser dinero, pero esto es verdad tan solo en parte. La cultura urbana desapareció, pero las innovaciones siguieron aumentando la productividad de la tierra y en poco tiempo la población era mayor que antes. Los nobles, los reyes y los monasterios continuaron cuadrando sus cuentas con monedas, y cuando los “burgos” y los burgueses comenzaron a emerger de nuevo lo natural parecía hacer lo mismo. Esto en Europa presentaba unas dificultades notables, y es que el escaso circulante existente durante el último periodo romano se había convertido en exiguo.

La escasez de monedas en Europa era sideral. A la tendencia global que se dio en la Edad Media de “tesorizar” los metales, tenemos que unir algunas características propias. Esta fruslería llamada Bezant



fue la única moneda de oro acuñada en Europa durante nueve siglos, hasta la mitad del siglo XIII, y mantuvo su peso y pureza durante todo ese tiempo, con un suministro de metal menguante. Bajo muros de 120 metros de ancho el proceso de concentración de riqueza iniciado en Roma pretendió continuar en Constantinopla, hoy llamada Estambul, heredera del Imperio Romano de Oriente. El secreto de los Basileos, emperadores bizantinos, era permitir acuñar en plata a los débiles estados europeos, a un cambio fijo con el oro de 12 a 1. Ellos por su parte podían cambiar la plata en India a una relación cercana a 6 a 1. Su aparente estabilidad monetaria ocultaba un turbio privilegio, cambiar oro acuñado centralmente por plata acuñada localmente. Por el camino la plata era enviada a la India, y en Europa siempre era escasa.

miércoles, 30 de enero de 2013

Por qué #nodebemos, #__pagamos

Fuente: Periodismo humano


Queridos lectores,

Los movimientos anti-sistémicos han hecho de la deuda su principal reivindicación bajo el lema #nodebemos, #nopagamos. ¿Debemos o no debemos? Evidentemente la expresión hace referencia a la enorme deuda que tienen y tenían las instituciones financieras y las grandes empresas de este país que, como por “arte de magia”, parece cebarse con la gente corriente, en forma de recortes de servicios públicos, de salarios y de expropiación de la garantía –la vivienda- de sus préstamos. Una referencia a la magia, podemos encontrarla en el libro de Stephen Zarlenga –considerado por prestigiosos académicos como Kumhoff o Michael Hudson <<una obra maestra>>- “The lost science of Money”

El comportamiento de los mercados bursátiles al final de los años 90 parece libre de cualquier conexión con el mundo real. Como por arte de magia, la riqueza y el poder son acumulados y concentrados rápidamente y sin esfuerzo, como nunca antes, en manos de una pequeña parte de la población. Al mismo tiempo, un número creciente de personas normales trabajadoras fueron sometidos a una mayor presión financiera, quedando endeudados o incluso en la quiebra. Estos hechos amenazan la democracia, especialmente cuando se presentan juntos. [1]

Puede que los bancos españoles y empresas del IBEX no estén en la cúspide del poder global, pero intuimos que su deuda les importa un ardite, al fin y al cabo detrás de ellos hay gestores, a los que se “premiará” por haber llevado a sus instituciones a la bancarrota con grandes indemnizaciones, o puestos de relieve en la política o en las más altas instancias internacionales. La “revolución gerencial” ha culminado con éxito, los gestores son impunes a las consecuencias de sus actos.

Mientras, la gente corriente trabajadora descubre que su casa es un activo tóxico. Un día un comercial –que cobra a comisión, por operación realizada- te convence de aceptar un préstamo para ser propietario de una vivienda, y al poco el inmueble, mejor dicho tu deuda, se cotiza al 7,78% de su valor de adquisición, y acaba en manos de un “fondo buitre” en New York; por el camino, mientras solicitan el desahucio, te reclaman más de 300.000 euros en concepto de “costas e intereses”, mientras te llaman amenazando que deberás pagar con todos tus bienes o perseguirán a tu hijo, a lo que respondes “Yo solo puedo pagar con mi enfermedad y mi sufrimiento”.

La democracia, tal y como afirmaba Zarlenga, se pone en cuestión, con el sintagma “no nos representan” ¿Por qué?

Juan Manuel López-Zafra, en El Confidencial, nos ofrece una explicación: somos torpes, poco eficientes, poco productivos, excesivamente burocráticos –no dice nada de la cada vez más grande burocracia empresarial-, y por tanto “deudodependientes”, necesitamos la deuda, pero tenemos un problema: “no podemos devolverla”. Y María Antonia Trujillo, ex-ministra de vivienda con el gobierno anterior del PSOE sentencia: “Quien tenga deudas que las pague. Que no se hubiera endeudado

¡Inclinaos más! ¡Que serviles sois y que rápido acudís a defender los argumentos de los poderosos! Pedís trabajo, esfuerzo, austeridad, virtud, mientras hacéis de este mundo un lugar cada vez más siniestro e inhumano ¿Acaso pedís la misma virtud a la élite a la que rendís pleitesía? ¿A los llamados “emprendedores”? ¿Se la pedisteis acaso a Steve Jobs, el más famoso de ellos? Antiguamente a un gran hombre se le exigía una gran responsabilidad, habéis dado la vuelta al axioma y hoy la responsabilidad mayor recae sobre los más débiles. Hipócritas, sois sepulcros blanqueados. No tenéis conciencia, y además vuestros argumentos son mentira.

Un escenario principal de lucha entre los hombres es el control monetario de las sociedades, este control ha sido y es ahora ejercido a través de teorías oscuras sobre la naturaleza del dinero. Si tiene que resumirse en una sola frase, es por la definición errónea de la naturaleza del dinero, que intereses particulares a menudo han sido capaces de asumir el control del sistema monetario de la sociedad, y, a su vez, la propia sociedad. Describir cómo se ha hecho históricamente hará estos conceptos claros, y es de esperar que barra la mistificación en la que el dinero ha sido envuelto de forma intencionada. [1]

jueves, 27 de diciembre de 2012

Steve Jobs. Paradigma de nuestra civilización



Queridos lectores,

Cuando vemos imágenes como la que encabeza este artículo solo cabe afirmar con Cornelius Castoriadis que “el problema de la condición contemporánea de nuestra civilización moderna es que ha dejado de ponerse a sí misma en tela de juicio”

Steve Jobs no fue una persona corriente, parece condensar todo lo bueno y lo malo en estado puro, pero como en una moneda, pocas personas son capaces de ver ambas cosas a la vez, así que es odiado y adorado en grandes proporciones. Era tan solo un individuo, pero es también un símbolo, es por tanto un paradigma de nuestra civilización.

Empecemos con las presuntas virtudes que justifican la adoración de sus seguidores e imágenes como la que nos ofrece “The Economist”. Jobs fue lo que se conoce como un “emprendedor”, ¿por qué ahora se dice “emprendedor” y no “empresario”? ¿Son distintos? No, es exactamente el mismo concepto. La palabra “emprendedor” trata de resaltar virtudes que nos hagan culturalmente más aceptable la proporción de la producción que estos emprendedores consiguen.

El primero que otorgó al entonces llamado empresario una importancia primordial dentro de la dinámica capitalista, aunque hoy en día pueda sorprender por lo tardío, fue Joseph Schumpeter, en 1934. Para el economista austriaco el empresario desempeña un papel clave como motor del desarrollo económico, puesto que es quien aporta la innovación y el cambio tecnológico que hacen avanzar los negocios. Esta innovación suele tomar la forma de nuevos productos, nuevas formas de organización o la búsqueda/creación de nuevos potenciales clientes.

Jobs, o Apple, destacaron de manera prominente en cada una de las cuestiones que cita Schumpeter, en particular unieron la creación de nuevos productos con la búsqueda de nuevos clientes, aunque también realizaron aportaciones relevantes en cuanto a las formas de organización.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Cataluña, Escocia, Quebec: La globalización de las fronteras



Queridos lectores,

¿Alguna vez os habéis planteado que la frontera es una de las instituciones más importantes de nuestro mundo? Estar o nacer a un lado u otro, quizás separado por tan solo unas centenas de metros, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, la riqueza y la pobreza, el éxito o el fracaso.

Nada de esto parece inferirse de la fisonomía del tranquilo pueblo catalán de Portbou, el último pueblo costero antes de la frontera entre España y Francia, salvo quizás unos paneles situados a unas decenas de metros de la imaginaria línea que separa los dos territorios.



Si la importancia de los lugares se midiese por los restos humanos que acogen, esta frontera de Portbou sería sin duda importante. Por aquí pasó el poeta español Antonio Machado para morir unos pocos kilómetros más allá en el pueblo francés de Colliure, donde se encuentra su tumba, convertida en un símbolo de la memoria histórica.



Exactamente en Portbou y más o menos por la misma fecha, también encontró su destino final el pensador y filósofo alemán –judío, pero alemán- Walter Banjamin. Resulta tremendamente revelador que poco tiempo antes Benjamin había escrito una crítica tremendamente certera, a la vez que lírica y emotiva, de la idea de progreso. Una alegoría sobre “El ángel de la historia”

Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. Representa un ángel que parece a punto de alejarse de algo a lo que mira atónito. Tiene los ojos desorbitados, la  boca abierta y las alas extendidas. El Ángel de la Historia debe de ser parecido. Ha vuelto su  rostro hacia el pasado. Donde ante nosotros aparece una cadena de acaecimientos él ve una única catástrofe que acumula sin cesar ruinas y más ruinas y se las vuelca a los pies. Querría demorarse, despertar a los muertos y componer el destrozo. Pero del Paraíso sopla un vendaval que se le ha enredado en las alas y es tan fuerte que el Ángel no puede ya  cerrarlas. El vendaval le empuja imparable hacia el futuro al que él vuelve la espalda, mientras el cúmulo de ruinas ante él crece hacia el cielo. Ese vendaval es lo que nosotros llamamos progreso. [1]