jueves, 23 de febrero de 2017

Trumpconomics: la lucha de EEUU por conservar la hegemonía

La administración Trump pretende desarrollar una política económica que incluye estímulos fiscales (mayor gasto público y menores impuestos) y restricciones a la movilidad de las personas y las mercancías, manteniendo la plena movilidad del capital. De llevarse a cabo, este plan trastocaría el orden económico internacional, creando uno nuevo. Sería la tercera vez en menos de cien años que EEUU cambia las reglas del juego, siempre con la intención de mantener su hegemonía.


Conocemos, aparentemente, todo sobre Trump: sobre su padre y cómo llegó a EEUU, sobre su mujer actual y las anteriores, sobre sus hijos y las parejas de estos, como le gusta decorar la Casa Blanca; una avalancha de información intrascendente, de ramas que nos impiden ver el bosque. Ese bosque es un hecho muy importante, nos encontramos ante un posible, e incluso probable, cambio en el orden económico internacional, un momento similar a la firma del tratado de Bretton Woods en 1944 o al cierre de la ventanilla del oro por Richard Nixon en 1971.


Un poco de contexto

La primera vez que EEUU estableció las reglas del juego fue, como es bien sabido, tras la II guerra mundial. Los Estados Unidos llegaron al final de aquella guerra como clara potencia hegemónica, lo que les llevó a rechazar el plan, intelectualmente brillante, de John Maynard Keynes, representante de la delegación británica. Keynes postulaba un sistema internacional que penalizase los superávits comerciales y permitiese el reciclaje de esos excedentes en los países deficitarios en sus transacciones con el resto del mundo. La idea de Keynes era evitar déficits comerciales persistentes entre países, que llevasen a la acumulación de deudas y por tanto a una retracción de la demanda, que él entendía era la causa fundamental del estancamiento económico.

Esto es muy interesante porque la llegada de Trump al poder ha colocado otra vez en primera plana la cuestión de los superávits y déficits comerciales. La historia se repite, primero como tragedia y más tarde como farsa ¿o es al revés? El tiempo dirá.