En el articulo anterior
de esta serie, Regularidades
e incertidumbres, explicábamos los elementos que nos habían
permitido anticipar, al menos en parte, la evolución de la economía
mundial que estamos observando en la actualidad. También
explicábamos que había factores novedosos, que creaban
incertidumbre acerca de que el actual ciclo de debilidad en las
economías periféricas de la
economía-mundo terminase desembocando en una nueva crisis
financiera.
También comentábamos
muy brevemente como podían afectar esos movimientos a la economía
española. Citando lo que allí decíamos:
¿Cómo afectará todo esto a España? La bajada del precio de materias primas nos ha sentado de momento excelentemente, y la salida de capitales de los países emergentes podría facilitar su entrada en España. La otra cara de la moneda es que la mala situación de estos países reducirá la demanda mundial, y nuestras exportaciones se pueden ver afectadas. El comercio mundial ya está sintiendo los efectos.
[…] temo que antes de que nuestra economía comience a verse afectada a través del canal comercial, puede verse afectada a través del canal financiero, mucho más rápido.
La afección a través
del canal financiero se conoce con el folclórico nombre de
“contagio”, que puede hacer referencia a situaciones diversas.
Una de las razones que explican el contagio entre países cuya
situación financiera presenta diferencias significativas, es que
comparten un centro financiero de referencia. El contagio estaría
causado por las dificultades de ese centro financiero, que le
obligarían a restringir sus operaciones, dejando de refinanciar los
préstamos en un tercer país, que sufriría el contagio.
Este esquema se podría
aplicar parcialmente a la crisis de deuda soberana española, aunque
la mayor parte tuvo su origen en la percepción de que España se
endeudaba en moneda extranjera, es decir, el riesgo de ruptura del
euro o riesgo divisa.