Es aburrido repetir
siempre lo mismo una y otra vez pero tenemos la mala costumbre
dejarnos llevar por las fantasías con demasiada facilidad. Ya
sabéis, cosas como “esta vez es distinto”, “los pisos no
pueden bajar de precio”, “hay
petróleo para 200 años”, etc. Nuestra particular burbuja
intelectual patria, en la que han caído tan solo algunos forofos del
partido en el gobierno, todo hay que decirlo, es la de la
recuperación firme de la economía española, “el milagro de
Mariano”. Es cierto que hay más escépticos que creyentes, pero
por aquí y por acullá cada vez le asaltan a uno más broteverdistas
que insisten con la fe del carbonero que ahora sí, nuestro despegue
por fin está basado en fundamentos sólidos. Pero viendo la economía
española cabría preguntarse, ¿que ha cambiado?, dejando a un lado
que el sector de la construcción ahora es mucho más pequeño, no se
aprecia cambio alguno en la estructura económica, ni siquiera
tendencia hacia el cambio. En consecuencia, algunos se agarran a la
“austeridad”, la ferrea determinación con la que hemos puesto
orden en las cuentas públicas y cercenado el derroche que era
característico de anteriores gobiernos. Esta fantasía, que
ya indicamos en otra ocasión que carece consistencia teórica y
empírica, queda desmentida con echar un vistazo al ritmo de
acumulación de la deuda pública. Por lo tanto sólo nos quedan los
datos, se crece, y eso es signo de que las cosas van bien, pero
también se creció a buen ritmo entre los años 1999 y 2008, y sin
embargo el resultado fue el desastre ¿Qué podemos esperar de este
nuevo ciclo de crecimiento? Sólo que cese de forma tan brusca y
dolorosa como el anterior.
Una “recuperación”
modesta en el empleo
Pero veamos los datos.
Desde el primer trimestre de 2014 aumentan los ciudadanos que
trabajan, habiéndose recuperado casi un millón de ocupados en cinco
trimestres.
El número de parados
disminuye desde algo antes, y con mayor velocidad.
Ello se debe a que la
población activa disminuye desde el tercer trimestre de 2012.
Sabemos que la demografía
española está muy mal, pero nos tocaba comenzar a perder población
activa en torno a 2019, así que este dato tenemos que explicarlo por
el exilio económico de inmigrantes y gente joven. Por último, si
echamos un vistazo a la recaudación por cotizaciones sociales de la
Seguridad Social.
Lo que observamos es que
se recupera desde diciembre de 2013, pero de forma tan débil que
llama la atención. La explicación que nos dan los expertos es que
el
empleo creado es de escasa calidad, con menores salarios y
jornadas de trabajo más reducidas que el empleo que se ha perdido.
Parece que el comentario del catedrático Carles Manera, “España
no está creando empleo sino repartiendo las horas de trabajo”,
es una buena parte de la verdad.
La España “ponzi”,
pedir deuda para pagar los intereses.
Veamos ahora el coste de
la “recuperación” en términos financieros. Los datos empíricos
muestran que los países suelen tener especial intolerancia hacia la
deuda externa, suele ser habitual que la deuda externa deje de
renovarse, en lo que se conoce como “sudden stop”, un
fenómeno que ya padecimos en nuestras carnes. Si observamos la
evolución de la deuda externa española respecto al resto del mundo,
vemos que tras comenzar a moderarse en el segundo trimestre de 2012,
vuelve a subir con fuerza a partir del último trimestre de 2013
(coincidiendo con la recuperación en el empleo), y de forma muy
significativa en el primer trimestre de 2015, que son los últimos
datos que tengo.