jueves, 19 de marzo de 2015

Economía y necesidades humanas: El caso de la cuidadora de Illescas que llevó a la ruina a su empleadora


En economía, las teorías neoclásica, austriaca y keynesiana, parten de lo que se denomina teoría de la utilidad marginal. Cuando digo “parten”, me refiero a que esta teoría constituye su auténtico punto de partida, su base, los cimientos de todo el edificio intelectual, dado que con esta teoría explican la formación de los precios, y ¿hay algo más importante que los precios? Según la última versión neoliberal, debida a Hayek, pero asumida de forma general, el mercado sería el procesador de información más potente y preciso que existe. El culto al dios “Mano, el invisible” le atribuye la omnisciencia como característica más destacada, a pesar de las numerosas evidencias en contra de esta afirmación.

Frente a la teoría de la utilidad marginal surge como su “némesis”, la teoría del valor trabajo marxista. En realidad, cuando uno llega a estas cuestiones con cierta edad y bagaje cultural, enseguida percibe que es difícil entender una teoría sin la otra. Una defiende que el valor lo da el trabajo (y que por tanto el trabajador es explotado) y la otra que el valor es totalmente subjetivo, depende de la “utilidad” que las personas atribuyen individualmente a un bien, sin relación alguna con el trabajo empleado en producirlo. No hay que ser muy inteligente para comprender desde el primer momento que ambas teorías son falsas, el valor lo crea, sobre todo, aunque no de forma exclusiva, la energía (parte de esa energía puede ser trabajo humano) y el descubrimiento (el ingenio humano), tal y como ya explicó Frederick Soddy hace años. Sin embargo, su sentido común fue ignorado por los ortodoxos de todos los partidos, más interesados en usar las ideas como arma política que en adaptar sus teorías a los hechos.

Pero dejemos esto a un lado, dado que podría llevarnos a una discusión “escolástica” sobre el sexo de los ángeles. Los defensores de la teoría de la utilidad marginal se encuentran muy a gusto en ese terreno, lejos de los hechos que podrían enturbiar sus bonitas teorías.


Por el contrario, intentaremos bajar a la tierra y explicar un caso particular desde el punto de vista de la teoría de la utilidad marginal y desde otros puntos de vista heterodoxos, algunos relativamente nuevos, otros olvidados ya hace tiempo, pero que tienen en común hacer hincapié en la vertiente social del valor, aspecto que complementa enormemente el punto de vista de Frederick Soddy.