Más de siete años después de que la
quiebra de Lehman Brothers diese origen a la mayor crisis financiera desde
finales de la II guerra mundial, y transcurridos ya más de seis años desde el
inicio de la primera crisis de deuda soberana de la eurozona, la crisis griega,
Europa continúa inalterable su rumbo, directo a la catástrofe, o bien mediante
una ruptura caótica de sus estructuras o bien mediante el empobrecimiento y
sometimiento, todavía más acusado, de unos países sobre otros. Como el niño que
tapándose los ojos, cree
desaparecer de la vista del resto, de la misma forma parecen
creer los europeos que si no hablamos de los problemas estos desaparecen. Eso
parece indicar el inmovilismo reinante, la total ausencia de un atisbo de que
algo se mueve en la dirección de resolver los problemas que quedaron en
evidencia hace ya más de seis años, o bien de que sus miembros y ciudadanos
empiecen a dar señales de comprender que deben disolver las estructuras de ese
Frankenstein llamado eurozona de forma ordenada y lo menos traumática posible.
Deutschland über alles
(Alemania sobre todo)
El último episodio de este esperpento han
sido las duras críticas vertidas desde Alemania y sus políticos, medios y
economistas contra el Banco Central Europeo y su presidente, Mario Draghi. El
diario Handelsblatt, el
principal periódico económico alemán, saca en portada un fotomontaje de Mario
Draghi encendiendo un puro con un billete de 100 euros
el artículo que motiva la portada se
titula El peligroso juego con el dinero de los ahorradores alemanes y en
él se pueden leer sentencias del siguiente tenor “esta es la mayor
redistribución de riqueza desde la II Guerra Mundial”.