¡Maniáticos! ¡Lo habéis destruido! ¡Yo os
maldigo a todos! ¡Maldigo las guerras! ¡Os maldigo!
<<George Taylor>> Personaje
protagonista de “El planeta de los simios” (1968)
Queridos lectores,
El futuro no está escrito, vamos
encontrando situaciones y vamos eligiendo, y ese elegir va creando el futuro.
Así pensamos en cuanto a nuestra vida individual, dentro del estrecho marco en
el que se nos concede capacidad de elección, entre nuestra limitada agenda de
opciones, y nuestra limitada capacidad para imaginar otras opciones.
Una elección ineludible para cada
uno de nosotros es encontrar un lugar dentro del mercado de trabajo, un lugar
donde no podemos elegir los recursos destinados a la producción, ni la
tecnología empleada, ni el objetivo último de dicha producción, ni nuestra
autonomía en el puesto de trabajo, ni la cantidad producida, ni las horas
dedicadas a la misma. Todo ello es decidido por un orden racional aparentemente
impersonal, pero distintas preguntas a lo largo de la historia han cuestionado
ese orden, primero fue ¿por qué no puedo
trabajar a mi manera?, luego ¿por
qué mi participación en la plusvalía en tan pequeña?, y en la actualidad ¿para qué producir tanto? La respuesta
de nuestra sociedad a estas preguntas ha sido siempre la misma: el
orden panóptico de Jeremy Bentham
Si un hombre no quiere trabajar, nada tiene que hacer, de la mañana a la noche, salvo comer su pan malo y beber su agua, sin un alma con quien hablar… Ese estímulo es necesario para que haga todo lo posible, y no es necesario nada más que eso. [1]