Quiero agradecer a Quim Moncanut, de Facebook, la inspiración
para este artículo. Sin sus valiosos comentarios no me habría dado cuenta de
que en gran parte la postura de la asociación, y la mía propia, en el debate
sobre el camino que puede ser más útil al activismo, en su búsqueda del cambio
social, se está malinterpretando. Quim me atribuye una postura “tecnocrática”
por apelar al consenso científico.
Más allá de clarificar posturas personales el
debate tiene un enorme interés ya que en el núcleo de este está la cuestión de
la relación entre la ciencia y la política, y por tanto es fundamental para
cualquiera que quiera participar de forma activa en movimientos sociales y eso
que se dio en llamar “sociedad civil”. Si la ciencia es la “Verdad”, no queda
mucho espacio para la política: “la termodinámica no negocia” se suele argüir.
En el otro extremo corremos el riesgo de que se nos presenten como “soluciones
simplemente técnicas”, medidas debatibles, sustrayendo de esta forma ese debate
a la población.
Es bastante frustrante que te atribuyan una postura tecnocrática
cuando, como es mi caso, has dedicado gran parte de tu labor de divulgación y
activismo a denunciar los discursos políticos que se revisten de cientifismo
para estrechar el marco del debate, haciendo pasar por medidas “técnicas”, lo
que en realidad son medidas políticas. En el blog de Autonomía y Bienvivir
podéis encontrar artículos muy significativos en este aspecto como Expertos
vs. el colectivo, pero donde de forma más recurrente hemos tocado este
tema ha sido en el podcast de Ampliando el Debate de la mano de alguno de los
mayores expertos de España en la cuestión, como el historiador Carles Sirera.
Quien esté interesado puede escuchar programas como Los
cuentos de los todólogos, La
narrativa de la ciencia y sus límites, La
dictadura de los expertos, Científicos
al borde de un ataque de nervios o Rebelión
y tecnocracia. Pero no he venido aquí a hablar de mi libro, vayamos al
grano.
La ciencia posnormal
La ciencia
posnormal, o ciencia con la gente (no suena muy
tecnocrático ¿verdad?), es la metodología que en varios artículos (1,
2,
3
sin ser exhaustivo) publicados en el blog de Autonomía y Bienvivir se ha
defendido como fundamental para abordar los grandes problemas medioambientales
de nuestra sociedad.
¿Realmente puede hacerse ciencia con la gente? ¿No es esto un
posibilismo ingenuo? ¿No deben decidir los expertos sobre cuestiones que
escapan del ámbito del conocimiento de la mayoría de las personas como la
energía nuclear? En realidad, no. La ciencia posnormal establece una categoría
de problemas, que se pueden representar en un diagrama, en función de la
incertidumbre y de los riesgos asociados al problema
Un caso típico de aplicación de la ciencia posnormal sería aquel en el
que las incertidumbres son altas, lo que está en juego es muy importante y hay
valores en disputa.
¿Por qué ciencia posnormal en este tipo de problemas? Porque la
metodología normal de la ciencia no es adecuada y es necesario la creación de
una “comunidad de pares extendida”, es decir, el sistema de control de calidad
de la ciencia normal (la revisión por pares y otros) es insuficiente, y deben
tomarse en consideración la opinión y la información aportada por todos
aquellos interesados en el problema (la gente, por eso es ciencia con la
gente).
¿Disparate democrático? ¿No es la Verdad sólo una? ¿Qué tiene que
opinar entonces la gente? Funtowicz y Ravetz utilizan el símil del laboratorio
de Pasteur. En el laboratorio de Pasteur la naturaleza es dominada, allí es
posible realizar experimentos en un entorno controlado, donde podemos elegir
las variables que queremos estudiar evitando interferencias, y cada experimento
tiene una duración determinada. Además, y esto es muy importante, los
experimentos son replicables, y por tanto, las hipótesis son falsables. Ello no
ocurre en los problemas con lo que lidiamos en la actualidad, así, un hongo que
es capaz de acabar con el bacilo del Ántrax en el laboratorio, liberado de
forma masiva en el medioambiente se convierte en un gran experimento que no
está controlado, ni limitado en el tiempo y termina generando las
superbacterias. Una razón más por la que la metodología de la ciencia normal no
es adecuada para solucionar los problemas de sostenibilidad, y otros problemas
de ciencia posnormal, esta metodología ha contribuido a crearlos.
En la actualidad, la humanidad realiza un gran experimento sobre este
planeta, experimento que no es controlado, ni finito en el tiempo y que por
supuesto no es reproducible. Los modelos que podemos generar para lidiar con
esos problemas no son falsables, porque no hay un Tierra alternativa en la que
experimentar, sólo tenemos un planeta. En algunos casos, se añade una
incertidumbre adicional, porque los modelos más precisos que son capaces de
crear los científicos son intrínsicamente caóticos, lo que añade incertidumbre
a nivel epistemológico.
La incertidumbre cambia las reglas del juego. Tenemos información
científica relevante para la decisión, pero no hay ningún modelo que se pueda
atribuir cierto grado de certeza, dado que hay enormes incertidumbres. Ante la
incertidumbre, distintas personas elegirán opciones contrapuestas. Una persona
que valore mucho nuestra sociedad y quiera conservarla tenderá a evitar
cambios, incluso aunque haya riesgos potencialmente catastróficos pero que no
son seguros. Por el contrario, una persona que tenga predisposición hacia el
cambio porque no valore nuestra sociedad, estará dispuesta a exigir cambios
radicales para evitar la materialización de posibles riesgos futuros. Hay que
entender que no hay solución técnica óptima, y que distintas personas están
dispuestas a asumir más o menos riesgo.
En la actualidad lo que se observa en los medios y en las redes
sociales es a menudo un diálogo de besugos, donde distintos grupos pretender
usar la “espada del falsacionismo popperiano” sobre su adversario, para
demostrar “científicamente” que se equivoca, y por tanto negar cualquier
relevancia a su punto de vista. Se usan mal los estudios científicos, ocultando
las incertidumbres asociadas con ellos, y se camuflan los propios valores que
le hacen a uno ser más proclive a tener en consideración unos estudios frente a
otros. Esta actitud impide avanzar, y es funcional al sistema, que se perpetua
mientras las voces discordantes son acalladas en una cacofonía estruendosa.
El Oil Crash como problema de ciencia posnormal
Problemas de ciencia posnormal hay muchos, la utilización de
Organismos Modificados Genéticamente, la energía nuclear y el problema de los
residuos nucleares, el cambio climático, la sexta gran extinción, y por supuesto
el Oil Crash. El Oil Crash no se libra del nivel más elevado de incertidumbre a
nivel incluso epistemológico, dado que nunca se podrá cartografiar en detalle
todo el planeta y su subsuelo, para conocer los recursos energéticos y
minerales (para tecnologías de captación renovable y otras) con total
precisión, ni es posible descartar una innovación tecnológica (un cisne negro
positivo) que suponga la posibilidad de captar mayor cantidad de energía en el
futuro.
¿Cómo actuar ante esto? Debemos poner encima de la mesa las
incertidumbres, como por ejemplo expresó Antonio García-Olivares en su artículo
El
activismo ante las incertidumbres de los grandes riesgos del futuro , y
los valores. En el caso particular del que esto escribe, soy partidario de
cambios radicales, ante el riesgo de afrontar en el futuro una menor
disponibilidad energética, en parte porque no valoro demasiado nuestra
sociedad, que
permite poca autonomía a los individuos, mientras no
soluciona los problemas de la pobreza o aumenta
los niveles de felicidad en las sociedades opulentas.
Por tanto, la información que nos presente la ciencia, con una
visibilización adecuada de las incertidumbres asociadas, y un uso prudente del
principio de precaución, debe usarse como punto de partida para un debate en el
que se pongan de manifiesto los valores en conflicto. Soy partidario de que el
punto a partir del cual se debata sea el del consenso científico del momento.
El consenso no es un criterio cuantitativo, no consiste en hacer un
promedio de los resultados de varios estudios. Tomemos como ejemplo el debate
sobre los límites de las renovables, si tenemos cinco estudios distintos sobre
el potencial de una determinada tecnología y ninguno da un potencial similar no
se trata de hacer un promedio, sino de reconocer que no hay consenso y la
incertidumbre es absoluta. Ello no impide tomar decisiones. Pero si tenemos
varios estudios que confluyen en determinados valores, y sólo uno que da un
valor muy elevado o muy bajo, es posible hablar de consenso y tomar este valor
como punto de partida.
Negar la validez de los consensos de la comunidad científica relevante
como punto de partida es una pérdida de tiempo y energía que nos llevará al
agotamiento, sin conseguir nada a cambio. Los criterios de calidad de la
ciencia se basan en la revisión entre iguales, es cierto que hay todo un debate
sobre como mejorarlos, y es un debate en el que debemos entrar, no hay duda.
Pero mostrar preferencia, como ciudadano, por un estudio que ofrece un
resultado frente a otro supone postularse como un miembro de la comunidad
científica, un igual. Si todo el mundo hiciese eso es evidente que la ciencia
perdería su capacidad de orientación. Además, supone negar de facto que
el aprendizaje científico y académico sea útil. Ello nos conduce a una postura
que socava la relevancia social del discurso, lo que al final dificulta
alcanzar los objetivos políticos planteados.
Esta reflexión nos conduce, nuevamente, a quién sí ha utilizado
correctamente la ciencia para una movilización política: Extinction/Rebellion y
Fridays for Future. Me centraré en el primero de ellos.
Extinction/Rebellion como ejemplo de buen uso de la ciencia en
política
Como supongo que ya sabéis el movimiento Extinction/Rebellion, que ha
conseguido un considerable grado de movilización en Reino Unido y otros países
de Europa, e intenta
conseguir lo mismo en España, exige el cumplimiento de únicamente tres
reivindicaciones, que expongo desordenadas. Posteriormente hago mi
interpretación personal, según lo expuesto en este artículo:
1. El Gobierno debe contar la verdad sobre el desastre climático
inminente, dar marcha atrás en sus políticas incoherentes y trabajar junto a
los medios para una efectiva comunicación con la ciudadanía.
Ciencia, ciencia, ciencia. No estamos aquí por capricho, estamos aquí
por las llamadas incesantes de la comunidad científica, que exigen que actuemos
para lograr cambios radicales a todos los niveles para evitar los grandes
riesgos del futuro, que incluyen incluso la extinción del ser humano y el
colapso de la civilización.
3. La creación de una Asamblea Ciudadana Nacional para supervisar los
cambios necesarios y crear una democracia que funcione
Ciencia, sí, pero ciencia posnormal, ciencia con la gente. No creemos
en las soluciones técnicas de los expertos que han contribuido a crear el
problema. Ante las incertidumbres, se debe tener en cuenta la opinión de todos
(y aplicar el principio de precaución).
2. El Gobierno debe implementar medidas de cumplimiento obligatorio
para reducir las emisiones del carbono a 0 para el año 2025 y reducir los
niveles de consumo.
Alcanzar emisiones 0 para el año 2025 es muy probable que suponga
poner toda la sociedad al servicio de este objetivo, sin embargo, no vamos a
pronunciarnos sobre ello, este movimiento incluye personas con mucha
predisposición al cambio y otras que lo son menos. No somos comunistas que
odiemos el sistema, habrá alguno, pero no todos, sino que reaccionamos para
evitar los graves riesgos del futuro.
Las tres reivindicaciones en conjunto son no sólo atractivas, son
rigurosas, y ello es el mejor aval. La segunda, tal y como está formulada,
permite eludir caer en marcos cognitivos (esto lo explica Lakoff, y es muy
conocido, pero aquí
tienes un recordatorio, por si acaso) del tipo “capitalismo vs socialismo”
que pondrían al movimiento automáticamente a la defensiva, explicando que no
son comisarios políticos de la URSS. En lugar de eso se lanza la propuesta de
debatir entre todos las medidas necesarias.
Un ejemplo a seguir, no sólo
funciona, tiene sentido y es riguroso como respuesta a dos problemas de ciencia
posnormal como son el cambio climático y la sexta gran extinción de especies.
Hola, Jesús:
ResponderEliminarExtenso artículo que necesitaría de una igualmente extensa respuesta, pero intentare mantenerme escueto (algo difícil para mí) para que quepa en unas pocas respuestas.
Dejo abierto el poder contestar con algo de más enjundia en otra parte.
Para que sea corto, me centraré en las tres reivindicaciones de X/R puesto que tienen bastante argumentación.
Empiezo por la parte más corta. La propuesta de una explicación por parte del gobierno. Cosa que los gobiernos no son precisamente muy amigos de explicar las cosas que puede que no les convenga, así que yo como contrapropuesta, propongo un debate honesto y adulto sobre la situación.
Ciencia, ciencia, ciencia, dices. Suscribo. Toda la ciencia. Empezando por aquella que explica las contras de las propuestas populares que tenemos sobre la mesa. Como la que ya he comentado alguna vez de Heard et alt. De IPCC (ese mismo que reverencian cuando les interesa, pero que en casos como este, ignoran), donde dejan claro que las propuestas actuales de transición son una amenaza contra el clima.
En otra de estas propuestas, Jacobson denunció en los tribunales (algo muy típico de la ciencia, ¿no?) un paper en el que denunciaban que Jacobson cocinaba los números de necesidad de almacenamiento en un par de órdenes de magnitud. Para luego retirar la demanda la semana antes del juicio, con una posterior publicación en que aceptaban de forma intrínseca que hacía falta mucha más capacidad de almacenamiento.
Pero como las hadas del bosque lo arreglarían cuando hiciese falta, que no había problema.
Hasta John Michael Greer es más científico en este tipo de aseveraciones.
Este tipo de debate es el que nos hace falta, el que ve TODOS los lados de la ecuación, los buenos, y los malos. En su momento Svante Arrhenius ya informó que las emisiones de CO2 podían suponer un problema en el futuro, pero no se le hizo caso. Ahora se hacen propuestas, y cuando alguien hace observaciones como las que hizo el premio Nobel antes citado, se nos descarta, diciendo que en un futuro ya se arreglarán.
La misma mentalidad que causó el problema del CO2 sigue vigente. Así no se soluciona el problema, se crean de nuevos aún peores, ‘quemar’ cobalto y litio en lugar de petróleo, por ejemplo.
Ese es el debate al que emplazo a la población, el que observa todos los puntos de vista, el honesto, el que sobre todo, intenta evitar los problemas y los evalúa en su amplitud, no aquel que los esconde, minimiza o relega a ‘mala fé’ de los que están en contra.
Hola Beamspot,
EliminarEste primer comentario no sé si le entiendo. Claro que el debate en una asamblea ciudadana es honesto, cuando escribí este artículo todavía no tenía claro el mecanismo, ahora sí lo sé. Te emplazo a que escuches el podcast "Igualdad y política" en Ampliando el Debate. Nada más que añadir al respecto de este primer punto.
Lo cual entronca con el segundo punto, donde es conveniente recordar como otra persona, Naomi Oreskes, con una frase muy nazi, dejó claro cómo se pretende enfocar este asunto: ‘el que no apoye la fotovoltaica es un negacionista’.
ResponderEliminarUna frase que no invita precisamente al debate honesto que propongo. Una frase escrita por alguien que ha manipulado la información para hacer creer que el 97% de científicos han llegado a un consenso, ‘su’ consenso, fuera del cual no hay discusión posible.
Esa es la tesitura en la que hay que abordar la segunda propuesta, la de los comités de discusión. Sanedrín, o comisariado político lo podemos llamar sin tapujos si tocamos con los pies en el suelo.
Hay que empezar por preguntar quiénes formarán parte de estos comités. ¿se admitirán aquellos que no creemos que la fotovoltaica ni las renovables eléctricas intermitentes sean la solución, ni los cochepilas?¿admitirán a Heard y compañía?¿O sólo los que compren el discurso oficial del sanedrín serán aceptados?
He estado en varias cooperativas, actualmente estoy en una. Llevo desde los 11 metido en diferentes comités, de los que he acabado por salir del todo y no volverme a meter (a pesar que estoy en uno de la cooperativa en la que estoy) porque todos siguen la misma trayectoria: todos acaban en dictaduras, o al menos la inmensa mayoría.
Pero no tienes porqué escucharme a mí. Pregunta a los que han dejado Podemos, o en cómo están yendo las CUP y sus asambleas.
La estadística está en contra del éxito de este tipo de propuestas, y lo que me temo es que se está llevando la cosa de tal manera que acabará mal y que serán efectivos comités políticos, policía ideológica orwelliana, dónde no se admitirá a quien discrepe lo más mínimo de la línea impuesta por los intereses de los que mandan, que no son nimios. Aunque sean contraproducentes.
Dejo este punto para abreviar, y queda la tercera opción. La de la imposición de los gobiernos, y eso entronca con la primera parte.
Hola Beamspot,
EliminarBueno, aquí hay algunas cuestiones más claras... no creo que sea Oreskes quién deba decidir si fotovoltaica sí o no, eso no es lo que se propone. Por otro lado no creo que haya trucado ningún dato. Por otra parte el debate no es si el 97% está de acuerdo en un cambio climático antropogénico. El debate sería ¿Quién cree y puede demostrar que no lo hay? Si estás en un avión cayendo en picado al suelo, como puedes comprender, no te preocupas por si hay un 97% que dice que falla el motor y un 3% que dice que no está seguro. Si no falla el motor ¿qué cojones falla? Hay que ser consecuente con la situación, este no es un debate escolástico sobre el sexo de los ángeles, ni un debate científico sobre si una subespecie de coleóptero puede en realidad considerarse una especie... esto tiene consecuencias muy graves.
¿Quienes formaran parte de esos comites? Te emplazo nuevamente al podcast citado anteriormente aunque te puedo adelantar que serán ciudadanos corrientes y molientes elegidos por sorteo. Puedes ser tú o tu vecino, sin necesidad ni papa de cambio climático. Y sí, te admitirán a ti si sales elegido, y sí, la gente que sea elegida podrá escuchar a todos los expertos que considere pertinentes, incluidos Heard y todos los que se te ocurran. Como la asamblea suele ser representativa de la poblacion, en España es de esperar un 40% de negacionistas (en el momento actual).
Y no, en primer lugar, esto no tiene nada que ver con partidos, ni Podemos ni CUP, ni con círculos ni con asambleas populares, una asamblea ciudadana es muy distinta, y la estadística está a su favor. Son capaces de solucionar problemas difíciles que la política convencional es incapaz de abordar. Lo han hecho en Irlanda por ejemplo. Por eso no hace mucho Manuela Carmena lo propuso como forma de abordar el problema catalán. Así que no, la estadística está a favor, no en contra. Y no, no son orwellianos, son asambleas representativas de la postura y los valores de la población.
El 10% trabajamos en el sector de la automoción. El 20% largo en la industria del turismo. Y un 5% en el transporte.
ResponderEliminarDe aquí al 2025 pretenden acabar con el 35% de los empleos en hispañistán. Excepto casos raros como lo ingenieros de la automoción (mi caso, aunque a mí por mis ideas ‘extrañas’ dudo que me admitiesen), la mayoría de empleos no serían reciclables a nuevos empleos.
¿De verdad esperas que la gente apruebe dichas propuestas?¿Crees que un gobierno iba a promover este tipo de propuestas?¿Crees que la gente que se encuentre con su empleo amenazado iba a votar partidos que propongan este tipo de transición?
¿Crees que este colectivo va a salir a manifestarse para morder la mano que les da de comer para quedarse luego en la calle muertos de hambre?
¿Somos ingenuos?
El sentido común es el menos común de los sentidos. Y eso también aplica por aquellos que son tan ineptos como para no entender que con esto su futuro inmediato queda en suspenso, para un futuro posterior al que no llegarán.
Sin hablar de ese otro juego con el futuro de todos nuestros niños, que es el de ‘traer dinero del futuro’ en una situación en que las deudas no se van a poder pagar.
Vamos a tener que elegir entre morir de hambre en un planeta devastado dentro de 50 años, o morir de hambre en 5 años por la quiebra de todos los bobiernos, países, estados y grandes empresas.
La elección es obvia.
Jaque Mate.
Beamspot.
Hola Beamspot,
EliminarDices "pretenden acabar" ¿Quién? No hay propuestas concretas para afrontar el cambio climático, lo que se pide es que se forme la asamblea y comience el debate. XR no pone ninguna medida concreta de antemano.
Yo no sé lo que va a elegir la asamblea, pero yo tendría mis propuestas que hacerle, aunque ahora no es momento de detallarlas, pero creo que planteas las cosas de una forma poco realista y bastante maniquea, de una forma poco útil, supongo que porque no has profundizado realmente en el problema.
Jaque Mate (¿es esteun nuevo saludo de despedida?) y feliz año 2020, un abrazo,
Jesús Nácher
"3. La creación de una Asamblea Ciudadana Nacional para supervisar los cambios necesarios y crear una democracia que funcione"
ResponderEliminarYo pensaba que ya teníamos una Asamblea Ciudadana Nacional, llamada Congreso de los Diputados, donde representantes de los ciudadanos elaboran leyes y ponen control a la acción del Gobierno. Este tipo de controles se realiza a través de Agencias gubernamentales. Si hubieran propuesto la creación de una agencia gubernamental que controlara el cumplimiento de las medidas dirigidas a combatir y mitigar el cambio climático, completamente sometida al control parlamentario, no habría la menor sospecha de autoritarismo en ciernes.
Buenas Abraham,
EliminarLas asambleas ciudadanas no están formadas por representantes electos. Confieso que nado pez en el tema todavía, pero una de las formas de elección es el sorteo. Lo que se trata de evitar es a los partidos políticos y su forma de actuación a corto plazo.
Saludos,
Buenas Abraham,
EliminarYa hablaremos de las asambleas ciudadanas y lo entenderás. Mientras tanto te emplazo al podcast "Igualdad y política" de Ampliando el Debate.
Un saludo,