Un año después de mi
primer artículo sobre los límites planetarios, creo que ya era hora
de seguir aprendiendo un poco más sobre los problemas de
sostenibilidad de nuestra sociedad global. Hay un cierto consenso
social, dejando a un lado el ruido creado por los bien pagados
negacionistas, en cuanto al riesgo que supone para nuestra sociedad
el cambio climático antropogénico, pero generalmente se ignoran
otros límites, como
la pérdida de biodiversidad, que pone en peligro servicios
medioambientales que nos proporcionan los ecosistemas y de los que
depende nuestra sociedad.
Como explicamos en la
primera entrada de esta serie, el concepto que hay detrás de los
límites planetarios es el de cambios catastróficos, no lineales, y
en algunos casos irreversibles, que a menudo se observan en los
ecosistemas, o incluso, en el pasado, en el sistema tierra en su
conjunto. Una buena discusión sobre el tema (en inglés) se puede
encontrar en
este artículo, al que luego volveremos. Para tener cierta
garantía de que esos cambios no se producen, y que La Tierra
permanece en el estado estable que ha permitido el florecimiento de
nuestra especie, llamado Holoceno, debemos ser prudentes, y no
adentrarnos en la zona riesgo, no pasar los umbrales que podrían
desatar ese cambio. Hablamos de incertidumbre, de gestión de riesgo,
no podemos estar seguros de cuando se producirá el cambio
catastrófico, y no sabemos si el ser humano será capaz de adaptarse
a ese cambio, pero mejor no cruzar el umbral, porque lo que podemos
encontrar puede ser muy desagradable. Hay varios de estos límites.
Hoy hablaremos del uso de
agua. Es interesante resaltar que, evidentemente la escasez de agua
puede está relacionada con el cambio climático, pero no de la forma
lineal en la que nos suelen presentar esta relación, indicando que
el cambio climático puede provocar una mayor escasez de recursos
hídricos, lo que es cierto, pero no debemos olvidar que, como
veremos, el uso que hagamos de los recursos puede ser un factor
causal del cambio climático. El cambio climático y la escasez de
agua se pueden retroalimentar de forma positiva.
Lo que nos dicen los
científicos del Stockholm Resilience Centre sobre el agua es
lo siguiente:
Las amenazas para la sostenibilidad humana debido al deterioro de los recursos hídricos globales son tres: (i) la pérdida de los recursos de humedad en los suelos (agua verde) debido a degradación del territorio y a la deforestación, amenazando la producción de biomasa terrestre y el secuestro de carbono, (ii) utilización y cambios en los volúmenes y patrones de la escorrentía (agua azul) amenazando el suministro de agua a los humanos y las necesidades de los ecosistemas acuáticos, y (iii) impactos en la regulación climática debido al declive en la retroalimentación de flujos de vapor (flujos de agua verde) afectando los patrones de precipitaciones locales y regionales.
Aunque se deduce del
contexto es interesante explicar la diferencia entre agua verde y
azul. En esta imagen esquemática se pueden ver los diferentes
destinos de las precipitaciones, que permiten establecer esta
distinción.
La escorrentía
superficial y subterránea forman el agua azul, hay una parte de las
precipitaciones que se vuelve a evaporar, y el resto, que queda en la
capa alta del suelo, y que está disponible para las plantas, es el
agua verde. Hay que tener en cuenta que las plantas transpiran, de
ahí el concepto de evapotranspiración,
muy utilizado en agroingeniería para determinar las demandas de agua
de los cultivos.
Esto es fundamental para
entender el riesgo (iii) del que nos advierten los científicos. La
degradación del suelo y la pérdida de vegetación afecta a la
retroalimentación de flujos de vapor, y por tanto a las
precipitaciones. Ponen el ejemplo de lo ocurrido en el Sahel, la
región al sur del desierto del Sahara, que pasó de un estado húmedo
a uno seco hace unos 5000 años. Volviendo al artículo Catastrophic
shifts in ecosystems, podemos leer lo siguiente respecto de esta
cuestión.
Varias líneas de evidencia indican que situaciones con presencia de vegetación o desérticas pueden representar estados estables alternativos. Las interacciones locales entre suelo y plantas son importantes en determinar las estabilidad de una cubierta vegetal perenne. La vegetación perenne permite a las precipitaciones ser absorbidas por los suelos y estar disponibles para las plantas. Cuando la cubierta vegetal se pierde, la escorrentía aumenta, y el agua que se introduce en el suelo rápidamente desaparece hacia capas profundas y no puede ser alcanzada por la mayoría de las plantas. El viento y la escorrentía también erosionan la fertilidad remanente en el suelo, haciendo el estado desértico incluso más hostil para la reconolización por las plantas. Como resultado, el estado desértico puede ser demasiado duro para ser reconolizado por plantas perennes, incluso aunque la vegetación perenne puede persistir una vez que está presente, debido al fortalecimiento de las condiciones del suelo.
Interesante explicación
de un posible cambio catastrófico entre estados estables de los
ecosistemas, desde uno amigable para el ser humano a otro menos
amigable. Veamos como puede producirse el mismo efecto a un nivel
mucho más amplio, con el ejemplo de la región del Sahel.
A una escala mucho mayor, una retroalimentación entre la vegetación y el clima puede conducir a estados estables alternativos. La región de Sahel parece oscilar entre un estado estable seco y otro húmedo, a nivel climático. Por ejemplo, cada año desde 1970 ha sido anómalamente seco, mientras que cada año de la década de los 50 fue inusualmente húmedo; en otras partes del mundo las series de años húmedos y secos normalmente no exceden los 2 – 5 años. Muchos estudios han abordado la cuestión de por qué estos sistemas oscilan entre distintos estados, en lugar de derivar hacia una serie de estados intermedios. Una nueva generación de modelos climáticos ecosistémícos integrados demuestra que la vegetación del Sahel por si misma puede tener un papel en la dinámica de la sequía, especialmente en mantener largos periodos de condiciones húmedas o secas. El mecanismo es de retroalimentación positiva: la vegetación promueve las precipitaciones y viceversa, lo que lleva a estados alternos.
Fascinantes evidencias de estados estables alternativos en los desiertos de Sahel y el Sáhara se pueden extraer de antiguos cambios abruptos a gran escala entre estados desérticos y con presencia de vegetación, acoplados a cambios climáticos en el norte de África. Durante el Holoceno temprano y medio – alrededor de 10.000 a 5.000 años antes del momento actual – la mayor parte del Sáhara era más húmeda de lo que es actualmente, con extensa cobertura vegetal, lagos y humedales. Entonces, en algún momento alrededor de 5.000 años antes del momento actual, un cambio abrupto a condiciones favorables al estado desértico ocurrió. Por medio de modelos combinados atmosférico-oceánico-bioesféricos, se ha mostrado que las retroalimentaciones causando estados estables alternos podrían ciertamente explicar un cambio tan abrupto, incluso cuando el sistema climático está siendo dirigido por un cambio lento y gradual en la insolación como resultado de sutiles variaciones en la órbita de La Tierra.
En este punto merece la
pena fijarse en
un informe de ecologistas en acción de reciente aparición, que
pone de relieve la negativa evolución de los recursos hídricos en
nuestro país. Basándose en un informe del CEDEX sobre el impacto
del cambio climático en España, prevén una disminución de las
precipitaciones en nuestro país.
Así como un aumento de
la evapotranspiración.
Todo ello conduciría a
una disminución de la escorrentía.
Todo esto no dejan de ser
previsiones basadas en un modelo, pero, a priori, bastante
razonables. Sobre todo si tenemos en cuenta la tendencia al
incremento de temperaturas que ya se está observando en España, y
cuya tendencia actual es de 3,7 ºC en cien años, según se refleja
en el informe citado.
Por último, y quizás
sea lo más importante, reflejan que las aportaciones medias a los
ríos, de hecho, ya se vienen reduciendo en las últimas décadas,
como consecuencia del proceso de cambio en el que estamos inmersos.
La consecuencia es que en
breve nos quedaremos sin agua. Si el recurso disminuye de forma
paulatina y sin embargo cada vez queremos usar más, no cabe duda que
el futuro será de escasez. La solución, obvia, es disminuir la
superficie de regadío en España. Esto es totalmente lógico, aunque
primero hay que explicar la diferencia entre usar y consumir el agua.
A pesar de que el
lenguaje coloquial suele igualar los términos usar y consumir,
estrictamente hablando conviene diferenciarlos porque el balance de
materia que resulta es diferente.
El uso consuntivo es
aquel en el que el agua, una vez usada, no se devuelve al medio donde
se ha captado, ni de la misma manera que se ha extraído. El ejemplo
más claro es el de la agricultura, ya que deriva agua por el riego
que después se pierde por la evapotranspiración (el 80% del total)
y, por tanto, no se incorpora de forma líquida al ciclo del agua,
sino en forma de vapor a la atmósfera.
En el caso de uso no
consuntivo, el agua que se utiliza es devuelta posteriormente al
medio del cual ha sido extraída, aunque no al mismo lugar. A pesar
de todo, esta agua puede presentar diversas alteraciones
fisicoquímicas y biológicas en función del uso que se le haya
dado. El ejemplo más representativo es el urbano -doméstico y
espacio público-, que aporta una gran concentración de materia
orgánica por lo que el agua se debe tratar en una depuradora antes
de devolverla al medio.
En definitiva, aunque
usar el agua a nivel doméstico e industrial, pueda suponer un
importante consumo de energía, para devolverla al medio en
condiciones aceptables para los ecosistemas, y
nuestro futuro energético no está nada claro, o más bien se
presenta bastante oscuro, hay poco margen por este lado para el
ahorro, en primer lugar porque sólo supone un 20% del uso, mientras
que el regadío supone un 80%, y en segundo lugar porque el regadío
es consuntivo y la actividad doméstica e industrial no.
Pero el informe de
ecologistas en acción centra su atención en el agua azul, y omite
cualquier consideración sobre el agua verde, que como hemos visto es
de gran importancia. Ambas, desde luego, están estrechamente
relacionadas, ya que el incremento de los flujos de agua verde reduce
inexorablemente los de agua azul, y al mismo tiempo, la reducción de
flujos de agua verde reduce las precipitaciones, y por tanto, a largo
plazo, los flujos de agua azul.
Esta relación entre
ambas variables, permite a los científicos del Stockhom
Resilience Centre justificar que el uso consuntivo de agua azul
por parte del ser humano resume toda la complejidad del problema.
Justificación, a mi juicio bastante débil, porque todo lo que he
aprendido sobre el ciclo del agua me hace pensar en límites locales
y regionales (entendiendo por región no una parte de un país, sino
una parte de un continente o de varios, como puede ser la región
mediterránea), y en que es más lógico poner el límite, aguas
arriba, es decir, en el agua verde, más que en el agua azul.
Finalmente establecen un límite en 4.000 kilómetros cúbicos de uso
consuntivo de agua azul por la humanidad, y aún estamos lejos de ese
límite, pero puntualizan que será necesario un incremento del uso
de agua, agua verde para secuestrar carbono en bosques y suelos, y
agua azul para dar comida a la humanidad. Eso implica que en 2050
habremos alcanzado o sobrepasado ligeramente el límite. Ciertamente
me parece ligeramente optimista.
Esto era lo que nos
contaron en 2009, pero cinco años más tarde, en enero del año
pasado, se realizó una actualización. En ella se reconocía la
existencia de límites regionales que pueden condicionar, por
adición, un cambio global. El ejemplo evidente es la relación entre
el uso de agua y el cambio climático. Hay un límite al uso de agua
dulce en cada cuenca fluvial, y traspasarlo puede afectar al
secuestro de carbono, como pasó en la región de Sahel, favoreciendo
el cambio climático. El límite local que establecen es un
porcentaje de uso de agua azul de la cuenca en función de su caudal
estacional, un límite pequeño en los meses de poco caudal, y más
amplio en los de mayor flujo.
Cuando miramos los
límites regionales, España no sale bien en la foto.
En amarillo aparecen las zonas en la que existe incertidumbre, riesgo creciente, y en rojo las que se consideran de alto riesgo.
Es evidente la necesidad
de reducir el volumen de agua dedicada al regadío, sin embargo,
políticamente es imposible plantear algo así dentro del sistema
actual, y ello nos aboca a un colapso hídrico a medio plazo ¿O no?
¿Qué opciones estamos dispuestos a dar a las personas que tengan
que renunciar al riego? Las compensaciones exigen un sistema
fiscal sano, y precisamente estamos en un entorno de erosión de
las bases fiscales que reduce la capacidad de acción política por
parte del estado, central y regional.
Sin embargo, no
deberíamos olvidar la importancia del agua verde, la idea sería
minimizar la evaporación, maximizando el agua disponible para las
plantas, transpiración, sin disminuir la escorrentía que queda
disponible para el regadío. Una buena noticia es que lo que tenemos
que hacer para para lograr esto es lo mismo que hay que hacer para
aumentar el secuestro de carbono en la biomasa o en los suelos:
reforestar, agricultura sin laboreo, o con laboreo mínimo (que
aumenta el contenido de carbono en los suelos), plantar setos y
árboles en los límites de las explotaciones agrícolas,
agrosilvicultura, utilizar la técnica conocida como acolchado,
incrementar la densidad de plantas, plantación temprana o realizar
intercultivos, en lugar de monocultivo. Podéis encontrar un buen
número de artículos científicos justificando esto en el siguiente
documento: Green
Water: definitions and data for assessment
En mi opinión, y dado el
ritmo que llevamos de cambio climático acelerado, habrá que pensar
no sólo en reducir el regadío, sino en introducir cultivos de
secano más resistentes a la sequía y las altas temperaturas, como
el mijo. Ello requiere que se pongan en marcha políticas al
respecto, para acostumbrar a la población a estos nuevos alimentos
(los cocineros tienen un papel esencial en ello), y para incentivar
el conocimiento de estos nuevos cultivos en los agricultores. De ello
depende, y no quiero ser alarmista, la comida de nuestros hijos, y a
poco que no seáis demasiado mayores, la nuestra.
En mi opinion se va a requerir un cambio drastico en la agricultura.
ResponderEliminarHabra que desterrar la falacia naturalista en la agricultura, pues se trata de algo muy artificial implantado en el ambito silvestre, afectandolo de un modo drastico en todos los aspectos. Un ejemplo dramatico y aleccionador de la afectacion humana sobre el medio silvestre es el caso de la zona de exclusion de Chernobil donde plantas y animales retornaron por sus fueros, demostrando que el grado de la afectacion humana supera al de la contaminacion radioactiva, al menos a plazo inmediato.
El campo de cultivo suele situarse alla donde coinciden las condiciones mas favorables para ello, en particular la dispobilidad de agua para el riego. El cultivo de secano requiere que se den unas condiciones climaticas propicias.
En general el campo de cultivo suele estar relativamente lejos del poblado y sobre todo del mercado de consumo, con las exigencias de movilidad y transporte de cargas que ello implica, cosa que parecio negligible mientras la energia resultó barata y despilfarrable, al punto de que se dominan las importaciones de productos agricolas procedentes de cualquier parte del globo.
Es de sentido comun concluir que la agricultura ha de relocalizarse en las cercanias del punto de consumo e incluso los propios consumidores tendran que implicarse en diversa medida en la produccion agricola, pues sin energia barata, sin esclavos energeticos, debera haber una participacion mucho mayor del esfuerzo humano fisico. Pero puede que no sea preciso que tal esfuerzo consista en la reproduccion de los modos y maneras de la agricultura tradicional, que por otra parte no bastarian ni resultaria sostenible.
El agua y el clima son los factores clave en la agricultura. Con augua escasa y clima erratico, la agricultura tradicional (la agricultura industrial es tradicional pero con medios mecanicos y quimica industrial) no puede garantizar algo tan critico como el alimento.
Habra que adoptar una modalidad de agricultura de una muy inferior demanda de agua (y tambien de maquinaria, fertilizantes y plaguicidas) y ademas protegida de las inclemencias climaticas severas, tales como la pluviosidad torrencial, la sequia, la ventisca destructora, las indundaciones y las heladas.
"... por este lado para el ahorro, en primer lugar porque sólo supone un 20% del uso, mientras que el regadío supone un 80%, y en segundo lugar porque el regadío es consuntivo y la actividad doméstica e industrial no."
ResponderEliminarOtras cifras de reparto del consumo de agua:
===
Un 8% del consumo total de agua es para uso humano. El resto lo consume la agricultura (un 70%) y la industria (un 20%).
https://web.archive.org/web/20101125064640/http://www.heterodoxia.info/?p=879
===
Opino que practicamente todo el uso que hacemos del agua es consuntivo, en tanto que la contaminamos de un modo tal que no es apta para ser devuelta al medio entorno sin provocar grave perjuicio y la energia requerida para su depuracion no va a sobrar. Un uso brutalmente consuntivo del agua es el famoso fracking (obtencion de las microburbujas de gas metano atrapadas en la roca sometiendola a fractura hidraulica)
Una forma eficaz de reducir dramaticamente la necesidad de riego en la agricultura pasa por cultivar en tierra contenida en recipientes, lo cual posibilitara la necesaria relocalizacion de la agricultura en las cercanias del punto de consumo, pues no se precisa un terreno propicio, bastando con disponer de un espacio con buena insolacion.
Este expediente lo cambia todo, pues en tierra sobre recipientes sustentados en soportes que la elevan a una altura que facilita el laboreo, todo se simplifica, todos los esfuerzos y reclamo de recursos se reducen, derivando en un gran ahorro energetico, posibilitando o mas bien exigiendo el aprovechamiento de los residuos organicos, en particular los excrementos, convertidos en fertilizantes.
Buenas Dubitador,
EliminarSin duda habrá que innovar mucho en materia agrícola. Con el tiempo iremos viendo si somos capaces. Lo que dices del uso consuntivo es cierto, el agua no se puede depurar, a gran escala, sin gran gasto de energía.
un saludo,
Echadle un ojo a esto, un saludo
ResponderEliminarhttp://www.fao.org/3/a-i4021e/i4021e04.pdf
http://www.fao.org/3/a-i4021e/i4021e09.pdf
Buenas Alejandro,
EliminarVeo que estás realmente interesado en la acuaponia. Lo tengo en cuenta, y a ver si tengo un rato para echarle un vistazo.
un saludo,